25 de Mayo: cómo impactó la noticia en San Juan y el integrante de la Primera Junta que vivió en Iglesia
Este sábado 25 de Mayo, Argentina celebra una de las efemérides más importantes de su historia. Pese a las celebraciones por esta fecha, el Día de la Patria y sus principales protagonistas cuentan con anécdotas poco felices. Desde el rechazo de la sociedad e incertidumbre hasta la detención de un destacado miembro de la Primera Junta en San Juan.
El archivo local expresa que la noticia del nuevo gobierno llegó 23 días después, más exactamente el 17 de junio. Según contó el historiador Rubén Guzmán a Tiempo de San Juan, el “círculo rojo” (la clase dirigencial más alta) fue el primero en enterarse del arribo de la nueva gestión
Provocó una gran incertidumbre en la sociedad sanjuanino. Por este motivo, la provincia no tomó ninguna postura firme. Este círculo rojo tenía miedo a posibles represalias. Para este grupo, los españoles eran los gobernantes y la “Revolución de Mayo” fue una simple propuesta.
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Ilustración sobre San Juan en principios del Siglo XIX.
En ese momento, San Juan era un territorio dependiente de las intendencias de Córdoba y de Tucumán. Además, la palabra de Mendoza era sagrada, porque era la ciudad más cercana y con mayor crecimiento.
En un principio, Córdoba no adhirió y San Juan tampoco. Pero cuando Mendoza dio el sí, inmediatamente aquí también aceptaron.
El “sí” no fue tan contundente. Hubo un gran recelo al abandonar el mandato ibérico. Como consecuencia, decidieron enviar emisarios a Buenos Aires para saber lo que pasaba. Posteriormente, y al conocer el impacto de la nueva gestión gubernamental en el puerto, el “OK” fue definitivo.
El presidente de la Primera Junta, exiliado en la Ciudad e Iglesia
Debido al enfrentamiento con el sector ligado a Mariano Moreno, el presidente de la Primera Junta, Cornelio Saavedra, estuvo exiliado en la Ciudad de San Juan e Iglesia.
¿Por qué motivo? Tras la Revolución de Mayo, en diciembre de 1810 se incorporaron diputados provenientes de las provincias adheridas al gobierno de Buenos Aires. Con ello, el nombre mutó a Junta Grande, que continuó presidida por Saavedra.
Sin embargo, los conflictos internos continuaron. Es más, en agosto de 1811, el desastre de Huaqui en el Alto Perú precipitó su salida. Saavedra debió marchar al Norte argentino y su ausencia fue aprovechada por los morenistas.
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Ocho días después de su arribo a Salta, Saavedra conoció su separación de la presidencia de la Junta y los morenistas recuperaban el control de la situación y creaban el Primer Triunvirato.
Tras ser destituido, escapó a San Juan en busca de contención en la casa de José Fernández Maradona. Durante meses se quedó en dicha residencia hasta que la Asamblea del Año XXIII intentó confinarlo. Saavedra tomó conocimiento de dicha situación y cruzó la cordillera de los Andes, acompañado de su hijo Agustín, de 10 años. Permaneció exiliado en Chile por tres años.
En 1814, cuando las tropas españolas vencieron a O’Higgins, Saavedra retornó a San Juan, más precisamente a la localidad iglesiana de Colangüil. Estuvo en una de las tres casas que había en el siglo XIX allí, propiedad de Ángela Borja. La estadía de Saavedra en Iglesia se extendió durante un mes aproximadamente.
Saavedra fue un agradecido del pueblo sanjuanino. “Aquella estancia en San Juan e incluso en Chile me hizo comprender el silencio de las montañas; ese enorme y pavoroso silencio de Dios que tantas cosas dice al que bien lo escucha”, expresan los archivos de la época sobre sus palabras.
Estrés, “pactos de muerte” y trágicos decesos
Guzmán contó que las reuniones tenían una duración promedio de 15 horas. “Hubo discusiones, insultos, prepoteos y mucha presencia de gente armada”, expresó. Este contexto provocó encuentros muy estresantes.
Para los integrantes de la Primera Junta no fue únicamente una decisión política, más bien fue “decisión de vida”. Cornelio Saavedra, Mariano Moreno, Manuel Belgrano y compañía, “los criollos”, se enfrentaron a sus familias españolas. “Para ellos fue una condena de muerte. Sus cabezas podían aparecer en las principales plazas si adherían”, manifestó el historiador.
Aquí apareció la gran pregunta: ¿quién firmará este acta?
Tiempo más tarde, y ya consumada la Revolución de Mayo, las muertes de los integrantes de la Primera Junta fueron casi inminentes y trágicas por el estrés acumulado. Como ejemplo, Guzmán citó a Domingo Matheu, orador de la Junta, quien irónicamente falleció de cáncer en la lengua. “Era comerciante y los españoles decidieron no comprarle más”, dijo.
La mayoría fallecieron pocos años después. Algunos por problemas cardíacos, otros por suicidio o sumergidos en la pobreza. Caso emblemático fue el deceso de Manuel Belgrano, en la plena indigencia.
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