Rafael Correa: “Jorge Glas es la mayor demostración de persecución política” | Entrevista con el expresidente de Ecuador
La irrupción de la policía ecuatoriana en la embajada mexicana en Quito para detener al exvicepresidente correísta Jorge Glas, quien había recibido horas antes asilo político por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, desató un conflicto diplomático que llevó a México a romper relaciones con Ecuador y a denunciar este lunes al país ante la Corte Internacional de Justicia. Esta violación del derecho internacional a la inviolabilidad de las embajadas y del derecho al asilo resultó en la condena de varios países de la región hacia Ecuador.
En diálogo con PáginaI12, el expresidente y economista ecuatoriano, Rafael Correa, afirmó que Glas es victima de lawfare y criticó el accionar del actual mandatario, Daniel Noboa, asegurando que dañó enormemente el prestigio del país. “Ya teníamos el prestigio por el piso, porque en los últimos siete años convirtieron a Ecuador en el principal exportador de cocaína de Europa y en uno de los países más peligrosos del mundo, cuando yo lo dejé como el segundo más seguro de América Latina”, explicó el exmandatario. “Ahora además entramos en embajadas y secuestramos asilados… quedamos como un país de bárbaros”, remarcó.
– El gobierno actual insiste en que Glas no es perseguido político, sino un condenado por la justicia, para intentar justificar la entrada en la embajada. ¿Qué piensa al respecto?
– Secuestrar a Jorge Glas de la embajada cuando ya tenía asilo, meterlo en una prisión de alta seguridad incomunicado, nadie ha podido hablar con él… Si a alguien le cabía alguna duda de que era perseguido político, la torpeza y el odio del gobierno de Noboa han disipado cualquier duda. Conozco a Glas desde los once años y sé que es un hombre honesto y patriota que hizo historia en el país, pero es irrelevante lo que piense Noboa y lo que piense yo. La Convención de Caracas, en su artículo 4°, dice que lo relevante es lo que piense el país asilante y México, después de estudiar el caso de Glas, en muchas de sus atribuciones, dijo: ‘Este señor es perseguido político, no es corrupto, es inocente’ e implícitamente está diciendo que los corruptos son los que lo persiguen.
– ¿Qué quiso demostrar Noboa con la irrupción policial? ¿Qué gana con esto?
– La pregunta del millón. Hay dos hipótesis. Noboa es un niño rico que nació en una cuna de oro y que ha vivido en una burbuja. Cree que con sus millones compra todo y que está dirigiendo una hacienda bananera de su propiedad y no un país. No le gusta perder, no está acostumbrado a perder. Entonces cuando AMLO, sin mencionarlo y en el contexto de las elecciones mexicanas, dice: ‘Cuidado, no vaya a ser como en Ecuador que asesinaron a un candidato, culparon a la candidata progresista, le bajaron 10 puntos y ganó el segundo’ o algo así, eso a Noboa lo ofendió y su respuesta fue expulsar a la embajadora, rodear la embajada de tanquetas, militares y policías y ordenar la incursión. Esa es la primera hipótesis, muy creíble, conociendo la psicología de un niño rico, engreído, narcisista, soberbio. La segunda hipótesis es que bajó mucho su popularidad y para tratar de mejorar su imagen y el apoyo en el referéndum (del 21 de abril) lo que buscó es dar un golpe de efecto: ‘Ah no, yo voy a demostrar que soy alguien con cojones y voy a meter preso a Jorge Glas, que es emblemático para la oposición’. Yo creo que calculó muy mal y lo ha hecho perder mucho apoyo. La gente ya se está dando cuenta que hay una gran farsa, que el gobierno es pésimo y que tenemos un presidente absolutamente impreparado e incompetente para el cargo.
– ¿El lawfare está ganando en la región?
– Si esto no es lawfare, ¿qué es lawfare? También rompieron la ley ecuatoriana. Noboa argumenta con su accionar con la situación de conflicto interno. En su ignorancia cree que no hay código para tiempos de conflicto. El Código Penal establece que cuando hay un conflicto internacional o interno, no se puede trasladar ni detener a las personas protegidas. ¿Quiénes son las personas protegidas? Periodistas, personal médico, personal diplomático, asilados y refugiados. Entonces, rompió flagrantemente el Código Penal, incurrió en un delito, pero no lo entiende y el lawfare está más vigente que nunca. No hay ley ni protección y seguridad jurídica. La seguridad jurídica significa que, me guste o no me guste lo que está haciendo México, sus acciones están respaldadas en los tratados internacionales firmados por Ecuador y deben ser respetadas. Por eso Jorge Glas es la mayor demostración de persecución política, porque ni con un narcotraficante hicieron eso. El narcotraficante más peligroso del país se escapó en frente de sus narices y nunca estuvo en una prisión de alta seguridad ni rodeado de tanquetas, mientras que Glas si.
– ¿Qué debe hacer Ecuador para recomponer las relaciones con México?
– El primer paso es que Noboa pida disculpas y que enseguida le dé el salvoconducto a Jorge Glas para empezar a arreglar las cosas, porque sinceramente, no sé cómo se pueden arreglar estas situaciones inéditas y no sé qué satisfará a México frente a la agresión que recibió. Esto puede ser motivo de guerra. Si entraban a la Embajada estadounidense, ya nos hubiera invadido Estados Unidos, y con justa razón. Gracias a Dios tienen un gobierno muy sensato en México y supieron reaccionar.
– Si tuviera al presidente López Obrador frente a usted en este momento, ¿qué le diría?
– Le diría que tiene que actuar con mucha firmeza. Lo apoyamos totalmente para exigir reparaciones y defender el honor de México, pero protegiendo siempre al pueblo ecuatoriano, que no es culpable de tener el presidente que tenemos. No merecemos este gobierno y no somos directamente culpables de las salvajadas que cometió.
– Según su opinión, ¿qué se debe hacer para lograr la paz en Ecuador frente a sus problemas actuales?
– Tiene que volver al poder un gobierno popular, que se parezca a su gente y que esté en función del bien común. Los tres últimos gobiernos fueron un desastre. Lenin Moreno fue corrupto, incompetente y traidor, vendiendo el país a la oligarquía. Su mandato fue el peor neoliberalismo y un fraude democrático. Después llegó un banquero corrupto e inepto que terminó de quebrar el país. Ahora está el hijo del hombre más rico del país, quien cree que está manejando una hacienda bananera. Tiene que regresar ese proyecto nacional, Revolución Ciudadana, que puso al país de ejemplo mundial, no solo latinoamericano. Todo lo que hicimos nosotros entre 2007 y 2017 es incontestable, lo demuestran las cifras de Naciones Unidas, el Banco Mundial, Unicef, etcétera.
– ¿Cómo se explica el ascenso de gobiernos de derecha en algunos países de Latinoamérica, como Argentina o en su momento Brasil?
– En gran parte es por trampa. En nuestro caso, si yo estuviera en Ecuador, no nos ganaban ni media elección y por eso hacen lo imposible para que no pueda volver a mi país. A mí me sacaron una sentencia en plena pandemia, horas antes de mi inscripción. Me quitaron derechos políticos, no pude ser candidato, no pude regresar al país con seguridad e hicieron presidente a Guillermo Lasso. En el caso de Brasil, a Lula da Silva lo metieron preso. Si hubiese podido ser candidato, Jair Bolsonaro jamás habría sido presidente. En el caso argentino, la prensa es un factor desequilibrante. No hay democracia sin información ni verdad y la prensa latinoamericana, en vez de informar, manipula. La mafia mediática, en lugar de ser guardián de la verdad, es la primera ladrona de esa verdad. Entonces, por ejemplo, Daniel Scioli no perdió contra Mauricio Macri, perdió contra el Grupo Clarín. Mientras haya ese poder sin contrapoder en nuestras democracias, no tendremos verdaderas democracias. Pero hay otro factor importante también. Cuando la gente pierde la fe en la democracia y en sus representantes dice: “140% de inflación, eso no me alcanza para nada”, se desespera, cree que no tiene nada más que perder y vota por cualquier cosa. Y eso es lo que pasó en Argentina: yo creo que los argentinos votaron por Javier Milei creyendo que no tenía nada más que perder. Lastimosamente siempre se puede perder algo más.
Entrevista: Axel Schwarzfeld
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