Israel renueva su ataque a Hezbolá en el Líbano | La cifra de muertos en la ofensiva supera los 500 y la de heridos los 1800
Israel profundizó este martes sus bombardeos contra el Líbano, donde ya se contabilizan más de 500 muertos y más de 1.800 heridos en dos días de ataques, que incluyeron disparos contra hospitales, ambulancias y otras instalaciones sanitarias, según afirmó el ministro de Salud Pública libanés.
Al menos seis personas murieron y otras 25 resultaron heridas en un nuevo bombardeo israelí contra un edificio en los suburbios meridionales de Beirut conocidos como el Dahye. El ejército israelí anunció que en el ataque mató al comandante de la unidad de misiles del grupo chiíta libanés Hezbolá, a quien identificó como Ibrahim Muhammad Kabisi. “Desde hace años y durante la guerra, fue responsable de los lanzamientos contra territorio israelí”, explicaron las fuerzas israelíes en un breve comunicado, en el que dijeron que durante el ataque Kabisi se encontraba rodeado de otros integrantes clave del grupo.
Hasta el momento, las últimas cifras oficiales libanesas sobre las bajas causadas por los ataques israelíes desde los disparos del lunes reportan al menos 558 muertos, entre ellos 50 niños, mientras que la cifra de heridos supera los 1.800. A esto hay que sumarle la muerte de 55 personas y más de 60 heridos en un ataque israelí el viernes contra un edificio en el Dahye, donde estaban reunidos líderes de la fuerza de élite de Hezbolá. Solo 12 de los fallecidos eran miembros del grupo.
En total, el Dahye fue atacada en cinco ocasiones desde el inicio de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá, hace casi un año. En todos esos ataques, los objetivos principales fueron altos mandos del grupo chiíta o del movimiento islamista palestino Hamas.
Ataques contra el sistema sanitario
El Ministro de Salud Pública libanés, Firas Abiad, acusó a Israel de haber atacado deliberadamente hospitales, ambulancias y otras instalaciones sanitarias en su escalada de bombardeos de los últimos días para difundir el terror y desplazar a los ciudadanos. Así lo indicó en una entrevista con el canal saudí de televisión Al Hadaz, en la que señaló además que el país se considera ante una verdadera guerra tras la oleada de bombardeos israelíes.
“Ya antes de estos últimos ataques contra el Líbano, 26 trabajadores sanitarios habían muerto (por bombas israelíes), mientras que tan solo el lunes 14 ambulancias y vehículos para extinguir el fuego fueron objetivo de ataques, hay cuatro muertos de los equipos de avanzada, 16 heridos de los equipos de rescate y dos centros sanitarios fueron atacados”, detalló. “Todo esto se hace a propósito y no por error, para difundir el terror entre la gente desarmada y desplazarlas de sus hogares y zonas de residencia”, añadió.
“No hay que darle respiro a Hezbolá”
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró un video difundido en redes sociales que su país seguirá atacando a Hezbolá y que la ofensiva israelí no es contra la población libanesa ni contra el país en sí, sino contra el grupo chiíta.
En la misma línea, el jefe del Ejército de Israel, Herzi Halevi, afirmó que las fuerzas israelíes acelerarán las operaciones ofensivas contra el Líbano. “No hay que darle respiro a Hezbolá. Debemos seguir trabajando duro”, subrayó en un comunicado. “Aceleraremos las operaciones ofensivas hoy y reforzaremos todas las capacidades. La situación requiere una acción intensiva continuada en todos los frentes”, agregó.
De acuerdo al ejército israelí, Hezbolá lleva años almacenando munición y armamento en casas de civiles en el sur de Líbano, y sus ataques de los últimos dos días van dirigidos a degradar esas capacidades antes de que sean usadas contra el norte de Israel.
Una fuente militar precisó bajo el anonimato a la agencia de noticias EFE que el grupo libanés utiliza el sur de Líbano para almacenar misiles de corto alcance, y que los misiles balísticos estratégicos están ubicados en el centro y el norte del país, en lugares que todavía no fueron atacados por el Ejército israelí.
La fuente sostuvo que Hezbolá no está utilizando todavía todo su arsenal, ya que, por un lado, sufrió grandes pérdidas en los últimos días y necesita tiempo para evaluar la situación y tomar decisiones; por otro lado, Irán, el principal aliado del grupo, no quiere perder a otro de sus satélites (después de que Hamas ha perdido casi todas sus capacidades militares en Gaza), por lo que es reacio a escalar la situación. Además, dijo que el grupo chiíta planeaba librar una larga guerra de desgaste y no esperaba que Israel pasara a la ofensiva tan rápido, lo que complica su estrategia de respuesta.
Desplazamientos masivos
Mientras tanto, las autoridades de Líbano anunciaron la extensión del cierre de todos los colegios del país al menos hasta finales de esta semana por motivos de seguridad tras los recientes ataques israelíes. El ministro de Educación, Abbas Halabi, indicó en un comunicado que también cerrarán guarderías y universidades mientras el Gobierno analiza el alcance del último bombardeo. Esta medida incluye a los centros educativos privados.
Más de un centenar de instituciones públicas están siendo utilizadas como refugios, donde al menos 16.500 personas se vieron obligadas a desplazarse por los bombardeos, según datos del Gobierno libanés.
Entre otros casos, una mujer originaria de Mays al Jabal, en la frontera con Israel, que huyó a Dahye poco después de que estallara un intenso fuego cruzado entre Israel y Hezbolá en octubre de 2023, indicó que este es su segundo desplazamiento en un año tras los recientes ataques. “Vinimos a vivir al Dahye en una casa nuestra, pero ahora tuvimos que huir por seguridad debido a la situación y a las amenazas que sufre la zona. Tras el último bombardeo contra el Dahye y el constante paso de cazas sobre nosotros, decidimos irnos a un lugar más seguro”, dijo a EFE.
De acuerdo con el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, los bombardeos israelíes provocaron un desplazamiento masivo de cientos de personas hacia Siria. La organización, con sede en Londres, registró una gran congestión en el paso fronterizo de Masnaa, que conecta el Líbano con Jdeidet Yabus, en Siria. Allí se desplazó una larga caravana de vehículos que huían de los bombardeos. Jdeidet Yabus se encuentra a unos 45 kilómetros al oeste de Damasco, la capital siria.
Muchas familias libanesas se han estado trasladando a la ciudad de Homs, en el norte de Siria, que se convirtió en otro de los puntos más afectados por estos desplazamientos. Se estima que cientos de familias también se trasladaron a Damasco y Tartús. En total, hay cinco pasos fronterizos que conectan Siria y el Líbano a lo largo de la frontera de unos 375 kilómetros; sin embargo, el de Masnaa es uno de los más utilizados para abandonar el país.
Misiles interceptados
Al compás de los bombardeos israelíes y los consecuentes desplazamientos de la población libanesa, Hezbolá respondió con ataques contra el norte de Israel dirigidos hacia zonas más pobladas y más alejadas de la frontera entre ambos territorios, en los alrededores de la ciudad costera de Haifa. Muchos de los proyectiles fueron interceptados, y un soldado reservista israelí fue herido levemente.
Hezbolá, por su lado, reivindicó disparos de misiles Fadi 2 hacia Israel que, según aseguró, alcanzaron posiciones militares cerca de Haifa, incluyendo una fábrica de explosivos, así como la ciudad de Kiryat Shmona. En Haifa, las escuelas, universidades y comercios permanecieron cerrados, informó la agencia de noticias AFP.
El repunte de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá hacen temer con la posibilidad de una expansión del conflicto en Medio Próximo. Ambos bandos están inmersos en un intenso intercambio de fuego desde el 8 de octubre del pasado año, cuando el grupo chiíta comenzó a lanzar ataques contra el norte de Israel en solidaridad con las milicias palestinas de la Franja de Gaza.
Desde entonces murieron más de 700 personas, la mayoría en el lado libanés y en las filas de Hezbolá, que confirmó unas 455 bajas, algunas en Siria. En Israel murieron 52 personas, 26 de ellas militares y 26 civiles, incluidos 12 menores en un ataque en los Altos del Golán sirios.
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