El regreso deslucido de Marcos Peña: un libro de memorias sin demasiado eco en el PRO | Reapareció el exjefe de gabinete de Macri
¿Vuelve Marcos Peña? El ex jefe de Gabinete de Mauricio Macri reapareció sorpresivamente para anunciar que va a presentar un libro con sus memorias en el poder. El trabajo -mezcla de autoayuda, reflexiones y pocos palitos a sus enemigos- se conjuga con una de las tareas que se viene dando desde que desapareció de la escena política: reunir relatos de líderes que pasaron por el poder. La publicación de su libro fue recibida con frío por los tres sectores del PRO, lo cual recordó que el exjefe de Gabinete no tiene muchos amigos en el partido. ¿Significa, de todas formas, que va a intentar reaparecer dentro del espacio que lo tuvo en su centro? Cerca de Peña, indican que no, que serán sus memorias de lo que vivió, pero que ahora se dedica a su nueva vida de consultor.
Se lo ve más canoso, pero con la misma cara juvenil y la misma voz que cuando era el centro del gobierno de Macri. Con la misma sonrisa de suficiencia y superioridad que tanto odio despertó en propios y ajenos, aunque promete haber cambiado. “Después de 18 años de estar en situaciones de liderazgo dentro de la política, y 4 años de trabajo personal, donde pude indagar, conversar, y mirar para adentro sobre cómo atravesé esas experiencias, les comparto mi primer libro”, vende Peña. El libro en cuestión se titula “El arte de subir (y bajar) la montaña” (Siglo XXI).
Peña destaca que el libro contiene “cosas que aprendí de la dimensión humana del liderazgo” y que se enfoca en el costo personal del poder.
Una curiosidad: los tweets de Peña tuvieron respuestas, buenas y malas, pero ni un solo saludo de un dirigente del PRO. Algo impensable en otra época. Lo que deja la impresión de que se fue del partido con pocos amigos…
Despeñado
Apenas terminó el Gobierno de Macri, Peña desapareció de todos los espacios de política. En el libro explica las razones, en las que tuvo peso su esposa (la periodista Luciana Mantero): “Me alejaba de la experiencia política o se terminaba mi pareja. Decidí poner fin a esa etapa política, e irme al finalizar el año y el mandato”, cuenta Peña. El ex jefe de Gabinete solo se dejó ver en la presentación del libro de Macri, Primer tiempo. Pero si ese libro era una colección de rencores del ex presidente, el de Peña intenta incursionar en el terreno de la autoayuda y el aprendisaje.
Es un terreno en el que empezó a incursionar un tiempo después de haber dejado el Gobierno. Comenzó con mails a ex ministros, ex secretarios a los que les pedía que le cuenten sus experiencias persoales en el ejercicio del poder. Con eso armó un primer paper (“Un nuevo liderazgo del siglo XXI”), que era el protolibro. Luego arrancó con un podcast llamado Proyecto 77 (el año en que nació): ahí entrevistó a personas que pasaron por cargos importanes en el poder, como la ex jefa de Gabinete de Ivan Duque, María Paula Correa. Luego buscó deportistas, artistas y otras figuras para que le hablaran de sus crisis personales.
Toda la tarea se vincula al nuevo trabajo de Peña: se dedica a ser consultor en el país y en América Latina (él dice que es “entrenador de líderes“, algo no muy lejano al coaching). Y es un trabajo que -según cuentan en su entorno- no está deseando dejar para volver a meterse en la picadora de carne que es la política.
Sin rencores
En el adelanto del libro, Peña hace un balance de su paso por la jefatura de Gobierno donde ensaya algunas (pequeñas) autocríticas en un perfil más psicológico. De hecho, dice que “no recibir ayuda psicológica mientras estaba en el poder fue un error” y que su esposa se lo marcó constantemente.
Sobre su paso por el Gobierno, dice Peña: “Tuve aciertos y errores, y pienso ahora con más experiencia que podría haber sido mejor no concentrar tanta carga ni enamorarme tanto de tirarme arriba de todas las granadas que había dando vueltas. Me hice cargo de muchas responsabilidades que no eran mías, y no me quejo, así entendí la tarea. Al principio me dio bronca la injusticia de ver que esa actitud no siempre fue recíproca con las de muchos colegas, pero hoy entiendo que lo hice convencido y que no vale quejarse el día después”. Hasta ahí deja llegar los rencores.
Sí busca generar la idea de que fue una persona muy vulnerable durante el último año de Gobierno, cuando el establishment pedía constantemente su cabeza. Se queja de que decían: “Que me aferraba al cargo. No hubiese tenido problema en irme antes, pero sentía que no tenía esa opción”.
Y describe ese último año como un aislamiento cada vez más fuerte: “Era paradójico, porque para sobrevivir necesitábamos encerrarnos un poco, tener un refugio. Sin ese espacio no sé si hubiésemos podido atravesar el último año y medio del gobierno”. “Escuchaba golpear cacerolas por las ventanas, muy cerquita de nuestro departamento, al tiempo que gritaban e insultaban al gobierno. Sé que sabían que yo vivía ahí. No eran demasiados, pero alcanzaba para ser amenazante”.
No hay, dentro de lo que se conoció hasta ahora del libro, una lectura de la derrota de 2019, cosa que -por supuesto- tomaron en cuenta en el PRO.
Sin amigos
La reacción en los tres sectores del PRO (macristas, larretistas, bullrichistas) al retorno de Peña fue llamativamente fría. Nadie lo saludó ni por cortesía, ni siquiera Macri, con el que mantiene todavía una relación.
Consultados por este diario, los distintos sectores dejaron ver que es “un hombre sin amigos” dentro de partido: al parecer pesa más el recuerdo de lo que describen como su soberbia en las discusiones, su voluntad de imponer órdenes sin generar consensos y una mirada que algun dirigente describió como la de “el que se cree un iluminado” (aunque, al menos en el libro, Peña intenta dar una imagen distinta de sí mismo).
La recepción de su regreso (aún si es solo para dejar sus memorias y reflexiones) fue desde fría a hostil. Y se puede resumir en dos frases. “Es el responsable del fracaso del gobierno de Mauricio Macri”, advirtió nuevamente un dirigente que tuvo trato con él y que no quiere volver a tenerlo. Pero otro ex funcionario fue todavía más lapidario: “Nadie lo extraña”.
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