Finalizó el 99° Campeonato Argentino de Ajedrez: la copa fue para Sandro Mareco y los aplausos, para Faustino Oro
No hubo llantos, ni berrinches, ni reacciones impulsivas típicas de un niño de su edad, por el contrario, después de 4 horas y 15 minutos de partida y 52 movimientos de una apertura Gambito de Dama rechazado, Faustino Oro, de 11 años, detuvo el reloj, extendió la mano en señal de abandono y felicitó a su rival, el quíntuple campeón argentino, que reside en España desde hace dos décadas, Fernando Peralta, de 44 años. “Está muy bien”, le dijo con su voz suave pero firme, mientras lo invitaba a que juntos analizaran el juego.
Así se esfumaron las chances matemáticas del niño récord -el más joven participante de una final argentina de mayores- para dar pelea por la lucha del campeonato. Aunque, en verdad, a esa hora ya todo había terminado. Antes, el gran maestro Sandro Mareco, N°1 del ranking local y de 37 años, se había asegurado un nuevo reinado tras “barrer” del tablero al salteño Pablo Acosta, después de 34 jugadas de una Defensa Siciliana, y llegar a los 8,5 puntos. Una cifra inalcanzable para sus inmediatos seguidores.
“Pensé que iba a ser la primera partida en terminar, pero al final fue la última”, dijo el pequeño Fausti, el maestro internacional más joven del historial de este juego, a modo de consuelo tras comprender que desde las primeras jugadas se enfrentó a una posición inferior. Y agregó: “Quedé muy mal desde el comienzo y no había mucho por hacer”. El que lo escuchaba era Fernando Peralta, uno de los mejores ajedrecistas argentinos desde hace veinte años. “Sí, tal vez fue una mala elección esa defensa, o el esquema de la defensa. Lo conocía muy bien; no fue sorpresa”, aseguró Peralta, quien estaba acompañado de su flamante esposa, la maestra austríaca Elisabeth Hapala, de 30 años.
Luego frente a las cámaras de la TV, Fasutino o Chessi -como lo llamó Garry Kasparov-, sin perder el humor y con su infaltable sonrisa no dudó en responder frente a las consultas por sus reacciones tras la derrota. Como un adulto, dijo: “Bueno, se puede perder y esto sirve para aprender. Porque uno aprende de las derrotas, las analiza y busca en qué se equivocó, en cambio cuando uno gana cree que hizo todo bien y qué por esa causa ganó. Y no es así”.
Acaso, el resultado sucedido no amerita explicación alguna; el ajedrez es muy lógico, y los mejores generalmente son los que triunfan. Que Peralta haya vencido al niño Oro no debería ser una sorpresa para nadie. Es uno de los maestros argentinos con mayor experiencia y, desde hace veinte años, juega en la alta competencia.
“Es una pena que desnaturalizamos algunas cosas con Faustino. Para mí el pibe es un crack, pero de pronto pierde una partida y muchos dicen por qué perdió (risas). Es que hay que entender que es sólo un chico, que juega como un genio, que hizo un torneo realmente excelente, pero claro, como nos tiene acostumbrado a resonantes victorias, la gente a veces no comprende y cree que tiene que ganar siempre”, la sentencia lleva la firma del gran maestro y médico pediatra, Diego Valerga, que en su partida individual empató con Faustino pero que en la tabla general, el niño le sacó 2,5 puntos de ventaja.
“La derrota de Faustino con Peralta, no cambia nada. Hizo un torneo bárbaro y seguramente sacará experiencia de lo sucedido”, reflexionó otro gran maestro, Leandro Krysa, quien también igualó su partida con Faustino pero que finalizó un punto detrás del niño en la tabla.
Para comprender y resaltar aún más el 4° puesto alcanzado en la tabla general, por Faustino que arrancó preclasificado 8° entre 12 jugadores, bastará con repasar su labor. Ganó cuatro partidas (Gaspar Asprelli, Lucas Coro, Ariel Tokman y German Spata) a cuatro jugadores con menos ranking que el propio; es decir les ganó a los que tenía que vencer.
Cosechó 5 empates (Leandro Krysa, Diego Valerga, Sandro Mareco, Federico Pérez Ponsa y Pablo Acosta), todos con un Elo superior al niño, y un agregado no menor, cuatro de ellos tienen el título de gran maestro, una graduación superior al presente de Faustino que es maestro internacional, y además fue uno de los pocos que consiguió sacarle un empate a Sandro Mareco en su recorrido hacia el campeonato-
Faustino sufrió sólo dos derrotas, ante los grandes maestros Fernando Peralta y Diego Flores, N°3 y 4 del ranking local. ¿Se le puede pedir algo más? Y si bien es verdad que logró zafar de situaciones comprometidas (las partidas con Mareco y Acosta), lo mejor es que no se achicó en la adversidad, que mostró una gama de recursos sorprendentes y todo ello sin perder la frescura de sus jugadas.
Por todo esto el nivel del pequeño -con su actuación subió 14 puntos de Elo, y su ranking ahora es de 2447 puntos-, se sitúa entre los mejores de Argentina, aunque un peldaño por debajo del Top10. Para mejorar necesitará de mayor estudio y acumular más experiencia. Quizás, el año próximo con el centenario de los campeonatos argentinos reciba una nueva invitación, y volveríamos a verlo en acción y descubrir sus progresos. Pero para eso hace falta tiempo. Alguna vez, su papá Alejandro Oro, se refirió a los “tiempos de Fausti”, lo que para algunos es un año, a veces para él, el objetivo se reduce a cuestión de semanas o meses.
Lo que seguramente habrá aprendido Faustino de su lección en el campeonato argentino, y que ya habrá tomado en cuenta su entorno, es la importancia de la preparación. Porque si bien gana y pierde el jugador, en el ajedrez muchas veces se pierden partidas antes de jugarla. En la elección de una apertura, una defensa o el estudio del perfil del rival. Y, acaso, allí se encuentre la nueva valla que deberá sortear el niño mientras compite en certámenes con jugadores más fuertes en la búsqueda de su nuevo objetivo: ser gran maestro. “Sí, ser gran maestro es mi ilusión, ojalá consiga alguna norma el año próximo”, dijo Faustino que seguirá en Buenos Aires hasta su próximo viaje a Estados Unidos donde participará de los Mundiales de Ajedrez Rápido y Blitz, junto a los jugadores de élite, en la ciudad de Nueva York, entre el 26 y 31 de diciembre próximo.
La atmósfera mediática que giró en torno a la pequeña figura del niño, tal vez, opacó el logro de Sandro Mareco, que por segunda vez consiguió calzarse la corona de Rey Argentino. La primera vez fue en 2015. “Sí, creo que aquel certamen, por los jugadores que participaron fue más fuerte que el de este año”, contó el campeón que agradeció al grupo de empresas Protegen que le auspician su carrera profesional.
Mareco, ganador del Campeonato Continental (en Montevideo 2015) y del Iberoamericano (en México 2022), fue un justo triunfador de la serie final del 99° Campeonato Argentino Superior de Ajedrez; exhibió un juego sin fisuras y sobresalió al resto en la preparación teórica en cada una de las partidas. Al escucharlo en el análisis de las partidas, uno advertía su profundo conocimiento de los temas; se le disparaba su fuerte vocación didacta. Sin dudas sus años de estudio y preparación junto a una de las grandes figuras de este juego, el sueco Ulf Andersson, lo convirtieron en un ajedrecista completo.
Por último, con la presencia de Alejandro Sass, presidente de la Federación Argentina de Ajedrez (FADA), Mario Petrucci, Director Ejecutivo de FADA, y del gran maestro Ariel Sorín, presidente de la Federación Metropolitana de Ajedrez (FMDA), se llevó a cabo en la sala de Gabinete, de la Jefatura del gobierno porteño, la ceremonia de cierre y entrega de premios de la competencia.
Las posiciones finales fueron las siguientes: 1°, Mareco, 8,5 puntos, 2°, Peralta, 8, 3°, Flores, 7,5, 4°, Faustino Oro, 6,5, 5os., Coro y Pérez Ponsa, 6, 7°, Krysa, 5,5, 8°, Spata, 4,5, 9os., Asprelli, Acosta y Valerga, 4 y 12°, Tokman, 2.
Junto al campeón argentino Sandro Mareco fue invitada también a posar a la nueva reina del ajedrez femenino, la joven Ernestina Adam, que consiguió la hazaña en tiempo récord. Se convirtió en la campeona argentina más joven de este historial, a los 15 años y 6 días.
Con Faustino, Ernestina, Candela Francisco, Ilan Schnaider, los hermanos Joaquín y Francisco Fiorito, y otros jóvenes y niñas más, el ajedrez argentino disfruta de un gran presente y, sin dudas, tiene para soñar por un futuro aún mejor.
Leave a Comment