Adictos a las apuestas online: las características de los jugadores en San Juan y los casos más extremos

Adictos a las apuestas online: las características de los jugadores en San Juan y los casos más extremos

“Hace muchos años venimos investigando este fenómeno del juego online, el aumento de su frecuencia e intensidad. Yo empecé en el 2016 trabajando con ludopatía adulta y ya en ese momento teníamos un área de investigación sobre este aspecto. Siempre la fundación trabaja la capacitación, prevención, tratamiento e investigación de esto que es nuevo, que es la pandemia silenciosa, que ya es una realidad”, asegura Jose Icazatti, presidente de la Fundación de Ludopatía Infanto Juvenil (LINJU) a Tiempo de San Juan.

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El experto comenta que en ese momento ya se advertía casos de jóvenes que robaban las tarjetas de crédito de familiares para comprar en dólares elementos para los juegos. “En ese entonces, chicos de 16 o 17 años jugaban Clash Royale, en el que podías comprar armas, herramientas, mejoras. Y empezaban a sacar fotos a tarjetas para usarlas”, detalla Icazatti. A raíz de eso, los especialistas locales empezaron a hablar de ludopatía infantil juvenil. “Nos dijeron que era un término que no encasillaba todavía. Pero hace dos años declararon un trastorno mental al uso de videojuegos en redes”, lamenta.

En San Juan, el juego en casinos online todavía no está visto como adicción, pero sí las apuestas deportivas. Icazatti explica que, “las personas usamos la racionalización. Sabemos que ‘nadie le gana al casino’ y como estos sistemas trabajan con algoritmos, son muchos los que creen que están manipulados. En cambio, las apuestas deportivas online se realizan sobre juegos reales. Sospechar que estén arreglados los partidos de fútbol es más complicado”.

Al mismo tiempo, hace referencia a que, jugar online es muy simple. La persona está a solo un click de apostar y no hace falta, ni siquiera, ser mayor de edad. “Entrás, generás un usuario, incluso con datos falsos, y listo. No hay ninguna ley que los regule. Entonces, es un problema que no se puede parar fácilmente”, reflexiona.

El perfil de los sanjuaninos jugadores y los casos más extremos

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En San Juan, las personas más afectadas tienen entre 14 y 17 años y participan en apuestas deportivas, que pueden ir desde el tradicional fútbol a algo tan lejano como un partido de squash en el otro extremo del mundo. “En esta edad aparece la pulsión, es el inicio de la adolescencia, cuando sienten que los está dominando el viejo sistema patriarcal, la obediencia. Vos hablás con los chicos y ves que no creen en nada. No creen en la política, no creen en las instituciones. Y hoy, el primer problema de todos es no llego a fin de mes, no tengo plata, las cosas están caras. Entonces, en ellos está esa fantasía de que, si las teorías de mis padres fracasaron, tengo que usar las nuevas. En estos juegos encuentro recompensa inmediata, la posibilidad real de ganar dinero de modo fácil, usando la tecnología que no tuvieron mis padres y sin leyes”, explica el psicólogo.

Para jugar y ganar dinero, los chicos se las rebuscan de cualquier modo. Cuando ya no les quedan excusas para pedir plata a los adultos, empiezan a robar dinero, tarjetas e incluso a vender cosas, “pero cosas increíbles, planchas, electrodomésticos, lo que tengan a mano”, revela Icazatti. Y agrega: “Cuando aparece la adicción aparecen también la mentira, el ocultamiento. Los jugadores tienen la fantasía de que van a recuperar lo que apuesten. Entonces piensan, yo te robo, total después gano y te lo devuelvo. No van con mala intención. Pero de a poco va subiendo la puesta y llega un momento en que no logra salir del círculo”.

Al detallar la conducta, recuerda el caso más extremo detectado en la provincia, el de un sanjuanino de 27 años, que por jugar online llegó a deber $200 mil dólares. Relata que, “él hacía una estafa piramidal. Es increíble lo que había logrado. Por ejemplo, le pedía a alguien 100 dólares y le decía que los iba a jugar y que le iba a devolver 200 dólares. Y a otro le pedía 300 dólares, con eso jugaba y le devolvía el dinero a la primera persona, así la enganchaba para la próxima apuesta. Así, empezó a estafar y a estafar y también a perder en los juegos. Llegó a deber esa cantidad de dinero entre familiares, amigos, conocidos. Pero no era para usar la plata, era para jugar y no pudo parar más hasta que decidió pedir ayuda. Claro, nunca logró devolver el dinero”.

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Para explicar el fenómeno, el especialista indica que, “el adicto al juego empieza a ser muy persuasivo cuando quiere algo. Y al mismo tiempo, es una patología muy vergonzosa para mucha gente. A veces, los ludópatas mayores vienen encapuchados a la fundación”.

Otro caso al que hace referencia es al de un chico de la provincia que, en teoría iba a tercer año de la facultad en Mendoza. Pero, en realidad, ni siquiera alquilaba allá, se las rebuscaba para vivir y a toda la plata que le daban se la gastaba en juego.

“Hay casos de mayores también, personas de 20 a 25 años, pero apuntaría a los 14, 15 años como los que muestran la mayor problemática. Y hay niños también. Hemos tenido un caso, incluso, del conocido chupete electrónico, en un niño de 3 años que tenía dependencia al aparato, no comía sin la tablet. Era increíble, cómo con 3 años tenía el mismo comportamiento adictivo que un adulto. Le sacaban la tablet y sentía abstinencia, ansiedad. Es impresionante cuando se detecta cómo funciona esa dopamina que produce el juego en el sistema nervioso”, cuenta. Y asegura: “Parece que nunca nos va a pasar. Pero si empezás a averiguar, siempre hay alguien cerca que tiene problemas con el juego”.

Cómo detectar los casos problemáticos y qué se puede hacer para mejorar

“El mayor problema es que esta adicción es un trastorno que empieza silencioso. A una persona que es adicta a la droga, por ejemplo, le ves los ojos raros, notás que habla distinto. Pero en el jugador, no hay síntomas físicos, hay impacto en los comportamientos, las conductas y esto no se nota inmediatamente”, detalla Icazatti. Lo que hay que tener en cuenta es que los chicos adictos cambian el humor y empiezan a aislarse. Además, comienzan a bajar el rendimiento escolar, aumentan su irritabilidad y su baja su autoestima y pueden perder o aumentar de peso repentinamente.

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“Lo que se necesita en estos casos es psicoeducación. Nosotros no demonizamos la tecnología, la celebramos bien usada. El problema no es apostar, el problema es no poder dejar de hacerlo. Uno puede apostar, pero para eso se necesita educación emocional y educación financiera. Tengo tanta plata para el entretenimiento, la uso, pierdo y listo, ya está. Pero esto no sucede cuando carecemos de herramientas emocionales. Todo esto es un trastorno de la impulsividad. Entonces, hay que trabajar en las emociones, la educación financiera emocional, el comportamiento, los vínculos, la conducta, el pensamiento”, analiza el especialista.

Y cierra: “Esto es muy reciente. Hay que hacer teorías nuevas. Este es un problema multicausal, que se da en una sociedad que no acompaña, familias que no acompañan, recompensas por todos lados, sobreestimulación a través de las redes. El problema es que todo ha ido cambiando, pero en educación sigue dominando la vieja escuela”.

*Si alguien tiene un problema de este tipo o necesita mayor información, puede comunicarse con la fundación a través de sus redes: linjusj en Instagram o Linju-Fundación de Ludopatía Infanto Juvenil en Facebook.

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