Casación en alerta por los efectos de la denuncia de violencia de género contra Hornos | Reunión de urgencia y “preocupación institucional”
El escándalo derivado de la denuncia por violencia de género presentada contra el camarista de Casación Penal Federal Gustavo Hornos por su expareja, tuvo sus primeras repercusiones dentro del tribunal. Una reunión de urgencia, convocada ante la “preocupación institucional” y debido a que algunos hechos podrían “comprometer el funcionamiento” de la Cámara, derivó en la decisión de su presidente –Mariano Borinsky– y representantes de las cuatro salas de pedir información sobre todas las causas judiciales en trámite contra su colega. De acuerdo a lo que conversaron, según reconstruyó Pagina/12, podrían denunciarlo ante el Consejo de la Magistratura.
Hasta la semana pasada, en Casación trataban de bajarle el tono al tema ya que lo único que se conocía públicamente era una orden de restricción de acercamiento del camarista a menos de 200 metros de la denunciante y la prohibición de tomar cualquier clase de contacto con ella (ya sea por teléfono, mensaje, mail o intermediarios). Pero el viernes último el juez Alfredo Godoy, en función de un dictamen del fiscal Adrián Peres, decidió mandar la causa penal que tramitaba en su juzgado a cuento de este tema a Comodoro Py, o sea, al fuero federal. Lo hizo ante la sospecha –por los términos del relato de la víctima– de que Hornos habría invocado su cargo para amenazarla, disuadirla de hacer la denuncia, exhibirle poder y transmitirle que ella carece de garantías.
La denuncia inicial había sido presentada ante la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema e intervino el juzgado civil a cargo de Paula Marinkovic, quien dispuso las medidas de protección. La víctima, que es psicóloga, describió seis hechos: uno es de 2015, cuando conoció al camarista, y otros son más recientes, de este año. Incluyen situaciones de abuso sexual, posibles lesiones en esas circunstancias (ella estaba recién operada del útero) y amenazas de distinto tipo, desde mostrarle un arma e incluso con el envío de un emisario que la mujer vinculó con operaciones de inteligencia y que le habrían advertido que no recurriera a la OVD “diciéndole que la iban a filmar y la iban a enterrar”.
Reunión de lunes
La única jueza mujer que queda en Casación, Angela Ledesma, tuvo que insistir a sus colegas para que hicieran una reunión este lunes. Ella proponía un acuerdo general, pero Borinsky prefería que estuviesen todos los integrantes del tribunal presentes. En el arranque de la semana había ausencias. La reunión era de “superintendencia”, es decir, presidentes de sala. No fueron todos los titulares aunque sí un representante de cada una. En Comodoro Py cuentan que Hornos se quería meter en el cónclave, pero lo frenaron. De su sala, la IV, estuvo presente Javier Carbajo, de la II Ledesma, de la III Juan Carlos Gemignani y de la sala I Diego Barroetaveña. Todos ellos firmaron el pedido de información sobre las causas que se abrieron contra el camarista por la denuncia de la expareja: la causa civil, la que tuvo el juez Godoy en el fuero penal ordinario y la que tienen ahora el juzgado de Marcelo Martínez de Giorgi (subrogado por Sebastián Ramos) y el fiscal Guillermo Marijuán.
Entre las paradojas que trajo la situación, Gemignani es el casador que fue multado con una quita del 30% del sueldo por un hecho de violencia de género: metió presa y dejó incomunicada durante dos horas a una secretaria por no acatar una orden suya (que no era su jefe), hecho ocurrido durante la feria judicial de invierno de 2016. Es también quien envió a sus colegas mujeres del tribunal un mensaje del día de la Mujer que decía: “Feliz Día para todas! ¡¡¡Especialmente para las delincuentes!!! Solo se avanzará en la igualdad cuando se reconozca derechos a las delincuentes y sean penadas…”
Uno de los ejes del debate en el encuentro de este lunes fue cuáles podían ser las implicancias de interés institucional para la Cámara de Casación y que podría derramar sus efectos sobre todo el tribunal. De acuerdo con lo que habría relatado la víctima y que se encuentra reproducido en la resolución de Godoy, donde se declara incompetente, Hornos le habría dicho a ella, creyendo que ya lo había denunciado: “Yo hago lo que quieras, pero retirame la denuncia. Soy juez, soy más grande, tengo más recursos que vos” y “tu voz está grabada en Casación”. Este es un punto: ¿De qué grabación en Casación habla? Otra cuestión es el uso del cargo como coacción, a lo que habría agregado Hornos: “Siempre tengo un ministro de la Corte que es amigo mío que me salva”. A esto hay que sumar el supuesto uso de servicios de inteligencia.
En la reunión, que se hizo al mediodía, algunos mencionaron que habían escuchado que la mujer intentó contactarse con integrantes de la Cámara para informar lo que le pasaba con su expareja pero que no la dejaron entrar. No está clara, de todos modos, esta circunstancia. Lo que todo el mundo recuerda es que su exesposa lo denunció por una golpiza en 1987 y Hornos fue sobreseído por el exjuez Remigio González Moreno, quien sí terminó condenado por violencia de género en 2018 a cuatro años y medio de prisión por haberle dado un golpe de puño a su entonces pareja en el mentón y golpearla contra la pared, lo que le causó más heridas en la cabeza.
Ledesma insistió en que la Cámara debería informar al Consejo de la Magistratura (el organismo que elige y sanciona los jueces) sobre la situación. Algunos de sus compañeros ya manifestaron que están dispuestos a apoyarla. Pero habrá que ver qué pasa cuando se reúnan todos el jueves y qué hace Hornos. Cuando se conoció que, igual que Borinsky, visitaba a Mauricio Macri durante su presidencia, en tiempos en que tramitaban causas que le interesaban en particular al exmandatario, el asunto no tuvo más consecuencias que el escándalo público. Esta situación es algo diferente y, en algunos aspectos, los tiempos han cambiado.
Recusado por CFK
Hornos es uno de los jueces que, junto con Borinsky y Barroetaveña tienen a cargo la revisión de la condena a Cristina Fernández de Kirchner por la causa conocida como Vialidad, donde recibió una pena de seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Hornos había sido recusado por la expresidenta porque ya se pronunció en una ocasión sobre este tema y por “temor objetivo de falta de independencia” e “imparcialidad” “a partir de sus reiterados encuentros reservados con el expresidente Mauricio Macri en la Quinta de Olivos y en la Casa de Gobierno”. El casador rechazó por sí mismo su propia recusación, en lugar de que lo hicieran sus colegas. Esto está sin ser resuelto. La defensa de CFK, a cargo de Carlos Beraldi, planteó como elemento novedoso la denuncia por violencia de género que, dadas las medidas de los distintos juzgados, queda a la vista que fue tomada como verosímil. La presentación da cuenta que el nombre de Cristina Kirchner “aparecía mencionado en intercambios con la denunciante”.
Como sea, todo esto, advierte, “acrecienta el fundado temor objetivo y parcialidad”, a lo que suma los episodios de violencia de toda índole contra la exmandataria, hasta un intento de magnicidio. Una característica, agrega, es que son hechos “motorizados por su condición de mujer”. “Resulta imprescindible que la injusta condena impuesta a la expresidenta de la Nación sea revisada por magistrados que cuenten con una sólida formación en materia de género, y por sobre todas las cosas, que ofrezcan a toda la sociedad garantías suficientes en cuanto a que su conducta se ajusta estrictamente a los estándares fijados por la comunidad internacional con relación a los derechos de las mujeres”, dice la presentación. “Es claro que el magistrado no satisface dicho recaudo, lo cual, en el contexto descripto, impone que sea apartado de estas actuaciones”. Agrega que son “episodios ofensivos al decoro de la función judicial”.
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