Claves, testigos y los grandes enigmas políticos latentes | Empieza el juicio por el atentado a CFK
Con una noticia que genera expectativa, este miércoles comenzará el juicio oral por el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner, el 1 de septiembre de 2022 a metros de su vivienda en Recoleta, en medio de movilizaciones en su apoyo. La novedad es que un peritaje de la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) concluyó que aun existe la posibilidad de recuperar información del celular del principal acusado, Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó gatillar muy cerca de la cabeza de la entonces vicepresidenta, pero la bala no salió. Ese aparato fue la primera prueba clave que quedó dañada en la etapa de instrucción, a cargo de la jueza María Eugenia Capuchetti. Del hecho existen imágenes que pudo ver todo el país, pero poco se sabe sobre qué movió a Sabag Montiel a semejante acto. ¿Se franqueará o no la barrera que permita establecer si hubo un móvil político y/o económico? Es uno de los enigmas de este proceso, donde también se deberán establecer las responsabilidades de la novia del asesino fallido, Brenda Uliarte, y Gabriel Carrizo.
Claves del juicio
El juicio estará a cargo del Tribunal Oral Federal 6 (TOF6), que integran la jueza Sabrina Namer y los jueces Adrián Grunberg e Ignacio Fornari. Las audiencias serán todos los miércoles a las 9.30 en la Sala AMIA de Comodoro Py. Este miércoles se leerán las acusaciones de la fiscalía (a cargo de Gabriela Baigún) y la querella de CFK (que integran los abogados Marcos Aldazabal y José Manuel Ubeira) y podrán prestar declaración indagatoria los tres acusados, que permanecen privados de su libertad. Según pudo saber Página/12 Sabag Montiel y Uliarte optarían por negarse a declarar –es un derecho– y Carrizo estaría dispuesto a hablar, lo haría por unos 20 minutos pero no aceptará responder preguntas. El delito que se les imputa es homicidio doblemente calificado por alevosía y en concurso premeditado de dos o más personas agravado por el uso de arma de fuego. El primero como autor, la joven como coautora y Carrizo como partícipe secundario.
La primera audiencia será transmitida por Youtube, igual que los alegatos. Los testigos empezarán a desfilar la semana próxima: la primera tanda será de quienes presenciaron lo ocurrido de cerca, los militantes que atraparon a Sabag Montiel, el que vio y gritó que tenía un arma, entre otros. Cristina Fernández de Kirchner dará su testimonio recién después de la feria judicial de invierno. Su relato en la causa había sido escueto y revelaba que no se había dado cuenta de lo que había ocurrido hasta que vio la televisión. Tampoco lo notó su custodia. Era el día 11 de las manifestaciones que llenaron las calles linderas al edificio donde vivía en Juncal y Uruguay a partir del día en que el fiscal Diego Luciani pidió para ella 12 años de cárcel e inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos en el juicio “Vialidad”. Mucha gente esperaba que llegara del Senado. Le llevaba ejemplares de su libro “Sinceramente”, para que ella los firmara. En el momento en que Sabag intentó disparar alguien le tiró un libro y ella se agachó. En las imágenes parece que ella intentara esquivar el disparo, pero no era eso.
“Nunca me pasó que revoleen un libro. Cuando pasa eso, me agacho a agarrarlo. Cuando me levanto, veo que se arma un tumulto de personas que agarran a una persona. Ahí recordé que el día anterior un repartidor había agredido a una persona de mi custodia y pensé que era un caso similar. Luego, termino el circulo, firmo unos libros más y entro a mi domicilio. Cuando venía en el ascensor, mi secretario Diego Bermúdez estaba muy nervioso y me dijo que creía que había habido un arma porque había escuchado un clic. Cuando llegamos al domicilio, nos sentamos en el comedor diario, vimos las imágenes y constatamos lo que había ocurrido. Ahí me empiezo a enterar lo que había pasado…”, testificó ante Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo en su casa.
Los acusados
Cuando fue indagado después de su detención, Sabag Montiel no quiso hablar de lo sucedido pero quiso dejar dicho: “Brenda no tuvo nada que ver”. Con el tiempo, el hombre que entonces tenía 35 años y nacionalidad brasileña, tuvo conversaciones con peritos psiquiatras y dio una entrevista en C5N, donde dijo que estaba arrepentido de su intento de matar a la entonces vicepresidenta. “La quise matar por la situación del país”, dijo. “Tiré el gatillo y no salió (la bala)”, agregó. No había accionado la corredera de la Bersa calibre 32, y no había balas en la recámara. Las filmaciones de esa noche muestran que cerca de él estaba Uliarte, con una bolsa blanca en la mano, y que se escabulló de la escena con la cabeza gacha. Durmió en la casa de un exnovio y luego fue al encuentro de los llamados “copitos” (algunos de ellos vendedores de copos de azúcar), que se juntaban en una casa en Barracas.
Carrizo, el tercer acusado, era el dueño del negocio de venta de copos, que la pareja (Sabag-Uliarte) utilizaba para hacer inteligencia en Recoleta los días previos al atentado. Con el palo de algodones de nieve en la mano se habían hecho conocidos en apariciones en el canal CrónicaTV, donde principalmente la chica se dedicaba a despotricar contra los planes sociales. Carrizo quedó comprometido por una serie de mensajes que mandó apenas un rato después del ataque a CFK a algunos conocidos: “Recién intentamos matar a Cristina”; “mi empleado le quiso disparar”; “el arma es mía”. Por sus textos todo hacía pensar que él les había dado un revólver “22 corto”, pero luego se supo que el arma era otra. Después le aclaró que al final no era suya. Hasta ahora el argumento de Carrizo en la causa siempre fue que bromeaba, que así era su sentido del humor.
Después del atentado Uliarte se juntó con el grupo de Carrizo y los “copitos” –que serán testigos en el juicio– y, como había trascendido que ella era novia de Sabag Montiel, intentaron hablar en CrónicaTV, los rebotaron y terminaron en Telefé, en una escena bizarra: ella con un gorro que le tapaba todo el pelo, enfundada en un tapado de piel. Tanto la chica como Carrizo se mostraban sorprendidos por lo que había hecho Sabag Montiel. Ella decía que no tenía la menor idea de nada. Pero luego quedó complicada por una gran cantidad de mensajes en los que habla del plan para matar a CFK.
En la causa se toma como punto de partida de la planificación del hecho el 22 de abril de 2022 cuando ella le anuncia a una amiga que había conseguido un arma. En julio, le cuenta a su amiga Agustina Díaz –quien estuvo detenida y ahora, desvinculada, será testigo– todo lo que tenía pensado: “Voy con el fierro y le pego un tiro a Cristina (…) me dan los ovarios para hacerlo (…) el tema es cómo porque la vieja tiene seguridad”. Decía cosas como “sé usar un fierro”, “hay que encontrar un hueco, ser estratega”. Lo dijo varias veces y, en su afán de “ir a hacer bardo a la Casa Rosada” participó, por ejemplo, de la marcha de las antorchas de la organización ultraviolenta Revolución Federal.
Por los mensajes del celular de la joven se supo que el primer intento de magnicidio había sido el 27 de agosto, el día que Horacio Rodríguez Larreta había mandado a poner vallas en la cuadra de CFK, se llenó de gente, la policía porteña reprimió y hasta insultó a Máximo Kirchner y decía gobernador Axel Kicillof ahí era “un ciudadano más”. “Hoy me convierto en San Martín, voy a mandar a matar a Cristina... Me re pudrí que hablen y no hagan nada. Yo sí voy a hacer. Se me metió el espíritu de San Martín en el cuerpo…”, le había dicho Brenda a Agustina. Sabag Montiel, desde el lugar, le decía que no podía acercarse y que CFK se iba. “Qué hija de puta se metió adentro antes de que le meta el tiro”, le dijo Uliarte a su amiga. Y le insistió: “Mandé a matar a Cristina”. Brenda conocía el pensamiento libertario pero decía que estaba podrida. Tuvo un romance con “El Presto”, Miguel Prestofelippo, un youtuber libertario que integraba un grupo llamado “El Ministerio del odio”.
Testigos, pruebas, desafíos
Cuando Capuchetti y Rívolo elevaron el año pasado la causa a juicio oral, afirmaron que no tenían elementos para señalar una pista política o si alguien había puesto dinero para financiar el atentado. La realidad es que las pistas que iban en esa dirección se fueron arrinconando. La llamada “pista Milman” sobre el diputado Gerardo Milman (PRO) quedó en instrucción sin que jamás se le haya secuestrado el celular y, como es conocido, a sus secretarias (las que estaban con él cuando un testigo lo escuchó decir “cuando la maten yo estoy camino a la costa”) recién se los incautaron en diciembre. Una había cambiado el aparato y la otra lo había borrado. Es solo un ejemplo de lo que fue quedando pendiente, que es lo que tuviera relación con un pregunta básica: ¿Hubo alguien detrás del intento de magnicidio de CFK? ¿Quién o quiénes?
Una de las pruebas para rastrearlo era el celular de Sabag Montiel. Que apareció dañado después que la Policía Federal (PFA) intentara descargar el contenido dentro del juzgado de Capuchetti y cuando se lo entregaron a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). En el ínterin el aparato estuvo todo el día en el despacho de la jueza. Hay una causa penal que tramita en paralelo para saber qué pasó, donde están imputados un un agente de la PFA y dos de la PSA. En la causa sobre el atentado sólo se pudo obtener la información de la tarjeta SIM y de memoria. Había algunas fotos que fueron relevantes de Sabag Montiel y Brenda con un arma. Pero no había chats de whatsapp Sabag y solo unos pocos de Telegram. Cuando la defendía Carlos Telleldín la chica presentó un escrito donde deslizaba que gente del entorno de Milman hablaba con Sabag y que pagaban por ir a generar violencia a las movilizaciones. También lo vinculó con Revolución Federal. Pero el relato quedó ahí. Ahora ella tiene de abogado a Alejandro Cipolla.
En instrucción la fiscalía no avanzó con un nuevo intento del análisis del teléfono ante la posibilidad de que se perdiera la información. La fiscala Baigún pidió, en la instrucción suplementaria del juicio oral, que la DATIP estudiara el tema. El informe que será entregado por escrito estos días afirma que hicieron un procedimiento llamado “routeo” para corroborar si es posible extraer aún algo del aparato, y dio positivo. Es decir, concluyeron que hay chance de obtener algo. El testeo se hizo con un celular igual al de Sabag (un Samsung modelo SM A50 5G con 64 GB gigabytes). Aclaran los investigadores que igual es “inestable” y no hay total garantía de un procedimiento exitoso. La fiscalía pedirá que se haga en función de este resultado.
De la lista de testigos propuestos en especial por Baigún, algunos están en veremos, entre ellos la actual ministra de Seguridad Patricia Bullrich, las secretarias de Milman, los integrantes de Revolución Federal y Ximena de Tezanos Pinto (la vecina de CFK que los recibía en su casa).
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