Crece la tensión entre Victoria Villarruel y Karina Milei | Un conflicto de larga data que escaló en los últimos días
Victoria Villarruel y Karina Milei nunca se llevaron bien. Ambas tienen personalidades fuertes y no fueron pocas las veces que se sacaron chispas en privado. Sin embargo, la tensión entre la presidenta del Senado y la mesa chica de Javier Milei no hizo más que escalar a cielo abierto en los últimos días. Este domingo, después de su viaje a París, el Presidente volverá a la Argentina y antes del mediodía dará el discurso de cierre de la exposición Rural. En el palco, sentadas muy cerca, la vicepresidenta y la secretaria general de la Presidencia –si no cambian los planes a último momento– aplaudirán juntas al “jamoncito” del medio.
“Es muy posible que este episodio termine con Javier sacándose una foto con Victoria el domingo en la Rural y con Karina re caliente”, opinan quienes conocen de cerca al mandatario. Si eso ocurre, no sería la primera vez que Milei baja la espuma luego de peleas con la vicepresidenta con una foto de unidad: lo hizo en marzo, luego del conflicto que generó la convocatoria a la sesión especial que rechazó el DNU en el Senado, cuando la recibió en Casa Rosada y se sacó una foto abrazándola en uno de los pasillos, y también hace unas semanas, cuando Villarruel faltó al pacto de Mayo y al día siguiente se sacó una foto con ella, sonrientes, arriba de una tanqueta de guerra sobre la Avenida Libertador.
– ¿Por qué hace eso?, consultó este diario sobre la actitud del Presidente, que parece hacer todo lo que quiere su hermana, pero no replica ese accionar cuando la que está en el medio es Villarruel. “Porque también la quiere a ella”, respondieron sus cercanos. Una versión consignó que Karina iba a extender su viaje para quedarse más días en París realizando actividades de la “Marca País”, el sello que sacó de la órbita de Diana Mondino para quedárselo ella. Y que, por ende, faltaría al acto en la Rural. Desde su entorno más próximo, sin embargo, confirman a este diario que “por ahora vuelve”.
Menem, el alumno ejemplar
En los pasillos de Casa Rosada espetan furiosos sobre la vicepresidenta: “Es natural que el tipo que está abajo intente que el que está arriba se muera. No tiene más función que esa”. Y, acto seguido, la diferencian del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. “La diferencia entre Villarruel y Menem es que él se entierra acá. No anda especulando”, dicen en el entorno del riojano. Denuncian que Villarruel, con cada nuevo episodio, va “generando agujeros”.
Desde el círculo íntimo de Milei solo hay elogios para el presidente de la Cámara Baja: “Sin Martín la agenda del Presidente no habría avanzado. Logró que se traten los temas que necesitábamos y, sobre todo, que no se traten lo que no queremos que se traten”, dicen haciendo referencia a las trabas que el pariente de Carlos Menem pone para que el DNU 70/2023 no sea rechazado en Diputados. “Ojalá todos pudieran tener un Martín Menem en sus filas”, se deshacen en piropos para el alumno ejemplar desde la cúpula libertaria.
Fuego amigo en las redes sociales
El otro gran campo de batalla libertario se libra en las redes sociales. Los seguidores de Villarruel que, en muchos casos, funcionan como si fueran trolls, pero no son pagos por el gobierno, se rebelaron y empezaron a insultar y discutir con algunos formadores de opinión y líderes de las cuentas comandadas desde Casa Rosada como la de Daniel Parisini, conocido como “El Gordo Dan”, la de Juan Pablo Carreira, “Juan Doe” –designado como Director de Comunicación Digital– o la de “El Trumpista”, detrás de la que está Juan Cabrera.
En Balcarce 50 creen que detrás de ese ataque a Karina Milei y a favor de Villarruel “hay alguien poniendo plata” y trabajan para descubrir quién es el financista. La única punta que tienen es que el intermediario sería una agencia denominada Nexofin, una de las tantas que ofrecerían servicios de redes sociales a distintos candidatos o dirigentes para enfatizar sus méritos o arruinar los de sus rivales.
Un conflicto de larga data
En la entrevista en la que Villarruel le puso el ridículo apodo de “Jamoncito” al Presidente, antes había explicado que tanto ella como Karina tienen personalidades fuertes y que, “en el medio siempre queda Javier, ¡Pobre Jamoncito!”. En ese entonces –marzo de este año– la pelea se había disparado entre la vice y el Ejecutivo por el aumento de salarios que ella había autorizado para los legisladores de la Cámara Alta. Algo que puso locos a los funcionarios de Balcarce 50. No tan locos como cuando se enteraron que Villarruel también había habilitado que el DNU 70/2023 se trate en el Senado, donde finalmente fue rechazado. En la misma entrevista que Villarruel apodó a Milei “Jamoncito”, la vicepresidenta no se privó de revelar sus intenciones: “¿Te gustaría ser presidenta?”, le consultaron. “¿Presidente?, No sé, no lo descarto”, respondió.
Los ruidos internos siguieron a lo largo de los meses. Uno de los últimos episodios se desató durante un día importante para el Presidente, el 8 de julio. Allí el mandatario juntó a Mauricio Macri y a 18 gobernadores para sacarse una foto y firmar el pacto de Mayo en Tucumán. Villarruel pegó el faltazo. En su entorno decían que era porque estaba resfriada, pero al día siguiente apareció espléndida y sin rastros de resfrío en el desfile militar por el día de la Independencia. En esa ocasión, lejos de tomar represalias, el Presidente se subió con ella a un tanque de guerra y, entre risas y gestos de afecto, simularon que disparaban mientras avanzaban por la Avenida Libertador.
Luego de la copa América, Villarruel volvió a dar la nota. Tras un cántico homofóbico, transfóbico y racista de un jugador de la selección –que inmediatamente salió a pedir disculpas– ella se sobregiró en su afán discriminador y publicó un tuitt en sus redes sociales que aún sigue fijado en su perfil: “Ningún país colonialista nos va a amedrentar por una canción de cancha ni por decir las verdades que no se quieren admitir. Basta de simular indignación, hipócritas. Enzo yo te banco”, decía.
En Casa Rosada pusieron el grito en el cielo. “Victoria se fue al carajo”, refunfuñaban cerca del Presidente y Karina Milei se encargó de ir personalmente a la embajada de Francia para mostrar que ella solucionaba los problemas que generó Villarruel antes de la visita de su hermano al país galo. El objetivo era que Milei se reuniera con el presidente Emmanuel Macron, como finalmente lo consiguieron. Tras el encuentro en París, el vocero presidencial Manuel Adorni se encargó de resaltar que, durante la bilateral, Macron y Milei hablaron del “desafortunado tuit de la vicepresidente”, y, es más, agregó que el francés “le agradeció directa y especialmente a la señora Karina Milei por sus palabras la semana pasada en ocasión de la polémica por los cánticos deportivos”.
El que no responde al Presidente ¿tiene un problema?
Muy cerca de Karina argumentaban en diálogo con este diario: “A diferencia de Milei, Villarruel no criticó a un dirigente, se metió con un país y eso no se hace”, repetían. Antes de viajar, Milei había salido a bajar el tono del encontronazo: “No fue un tuit feliz porque a través de una cuestión deportiva no se puede armar un quilombo institucional en términos diplomáticos. Lo arregló Kari. No hay ningún problema. Ya se resolvió”. Más allá de los pedidos para que la vicepresidenta baje el tuit, ella no lo hizo.
En medio de las idas y vueltas, la semana pasada un senador libertario, Francisco Paoltroni, se subió al ring y salió a decir que lo que habían hecho los hermanos Milei era un error porque “está mal desautorizar a la vicepresidenta”. En Casa Rosada no tardaron en saltarle a la yugular. “Problema de Paoltroni. Si Paoltroni no acompaña a Milei, Milei no lo va a acompañar a él. En este Gobierno el que no responde al Presidente tiene un problema”, dispararon.
No te metas con la SIDE
La discusión con Villarruel no quedó saldada y se sumó un cuarto en discordia. Se trata del asesor estrella de los hermanos Milei, Santiago Caputo. Él consiguió que, por decreto, el Presidente le diera 100 mil millones de pesos de fondos reservados para la SIDE, la nueva secretaría que diseñó y en la que puso al frente a Sergio Neiffert, un hombre que es “casi familia” para él. La utilización de ese dinero, sin embargo, puede estar en peligro por el control que debe hacer del mismo el Congreso. La Comisión Bicameral de Inteligencia es la encargada de supervisar el funcionamiento de la SIDE y también la que controla los fondos reservados.
Caputo, como si no existiera la división de poderes, quiere poner de presidente en esa comisión al peronista Edgardo Kueider, con quién habría llegado a un acuerdo a cambio de apoyarlo en su candidatura del año que viene en Entre Ríos. Villarruel, en tanto, querría que ese lugar lo ocupe al misionero Martín Goerling Lara, un hombre de su confianza.
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