El cierre de una escuelita de Jáchal puso en alerta a los padres de otra institución de Barreal: “Pedimos abrir una calle”
La noticia publicada días atrás en Tiempo de San Juan relacionada con el cierre de la escuela albergue Provincia de Entre Ríos, en la localidad jachallera de Gualcamayo, a raíz de que el establecimiento se quedó sin alumnos, no hizo más que poner en alerta a la comunidad educativa de otra escuela sanjuanina que podría correr la misma suerte.
Se trata de la Escuela Rural José Vicente Sarmiento, en Barreal, cuyo acceso se encuentra en estado calamitoso y, para llegar, los alumnos deben atravesar fincas privadas, acequias, troncos, canales y ripio de escaso mantenimiento. Por eso, se pide la proyección de la calle Mariano Moreno, una suerte de apertura que, a juicio de los padres y vecinos, implicaría escaso movimiento.
Si bien la comunidad educativa se expresó a través de una nota en mayo último, la novedad de Gualcamayo del cierre de la escuela no hizo más que acentuar la preocupación. Por eso volvieron al ruedo y señalaron que “lo que está sucediendo generará que otra escuela deje de funcionar porque sus alumnos dejarán de ir”.
Graciela Navea, mamá de un niño que asiste a la institución y vecina del barrio Pituitaria, en la zona sur de Barreal, expresó: “Creo que no nos quieren ayudar, es triste y, la verdad, ya no sabemos qué hacer para que nos escuchen”.
Los alumnos deben realizar un recorrido repleto de canales, fincas privadas, cunetas y muchísimo barrio cuando llueve o cuando se desbordan las cunetas. A esto deben sumarse los riesgos de los animales sueltos.
“Todo por no cortar camino con la apertura de una calle”, indicó la mujer, para insistir en que el riesgo de que la escuela se quede sin matrícula debido a estos obstáculos, sigue latente.
“Hoy la matrícula es muy baja Muy baja y una maestra se ocupa de los alumnos de todos los niveles, es decir, de primero a sexto. No es conveniente”, insistió.
Calle por donde transitan hoy los alumnos para llegar a la escuela de Barreal.jpg
Calle por donde transitan hoy los alumnos para llegar a la escuela de Barreal.
Navea sostuvo que hoy concurren 17 alumnos y que la propia directora es quien reemplaza a la docente cuando surge algún imprevisto. Lo mismo sucede cuando no pueden asistir los maestros de plástica, música o agropecuaria.
“Estamos muy preocupados viendo cómo resolver el tema de la calle. No es mucho lo que hay que ganar para abrirla y creo que si el intendente lo quiere hacer, lo hace, es cuestión de hablar”, apuntó, para señalar: “Hay que entender que es un bien para la escuelita, para la comuna y para el departamento”, sostuvo.
Navea señaló que el argumento que le han dado a los padres es que no hay presupuesto para esa obra. “No es cuestión de dinero, es cuestión de sentarse a plantear la situación. Es apenas un pedacito de terreno, un pasaje para que los chicos pasen”, indicó.
Y concluyó: “Necesitamos que los gobernantes nos escuchen. Caso contrario sucederá lo mismo que en la escuelita de Jáchal”.
El origen del caso
Tal como se informó en mayo, el conflicto involucra varios intereses educativos, políticos y de propietarios de terrenos que no acceden a ceder una pequeña porción de tierra. Según se supo, tampoco existen documentos que avalen una donación sobre la calle Mariano Moreno.
Hoy, muchos chicos que van al colegio en bicicleta o a caballo viven en carne propia la dificultad que significa atravesar fincas privadas, acequias, canales y caminos de ripio de muy escaso mantenimiento, según se señaló.
Margarita Castillo, exalumna y mamá de niños que hoy concurren a la escuela, indicó que abriendo esa calle, la escuela recibiría más estudiantes. Además, accederían en menos tiempo.
“Abriéndose esa calle cerrada y obstruida se llegaría mucho antes pero tengo entendido que se mantuvo una reunión donde esa propuesta no prosperó. Fundamentan un tema económico”, expresó la mujer, para agregar: “Me enoja que no se pueda hacer nada, que siempre haya impedimentos de distinto tipo”.
La institución ya sufrió un aviso, en 2017, cuando, por baja de matrícula, fue cerrada. La producción de zona bajó considerablemente y las familias fueron emigrando. En la periferia quedaron familias que continuaron viviendo allí. Por eso algunos habitantes del pueblo y entre ellos generaciones que habían asistido al establecimiento, solicitaron se reabriera la institución para que los chicos de esa zona tuvieran la oportunidad de seguir educándose ahí. En ese mismo año fue la reapertura y las actividades volvieron a su ritmo habitual.
La triste realidad de una escuelita de Jáchal
Tristeza y desolación causó el cierre de la escuela albergue Provincia de Entre Ríos, a 100 kilómetros de la ciudad capital, fundada en 1967. En sus épocas de mayor esplendor llegó a tener más de 60 alumnos. En esa escuelita con una rica historia los chicos vivían 10 días para luego regresar por cinco jornadas a sus casas. Muchos llegaban a caballo, moto o con la ayuda de algún vecino que tuviera vehículo.
Con el tiempo, la población rural comenzó a descender y por la lejanía y los accesos intransitables, los vecinos decidieron emigrar. Lo mismo que sucede en la escuela José Vicente Sarmiento.
Leave a Comment