El “hombre antorcha” del Quinto Cuartel y un error garrafal en medio del pánico social

El “hombre antorcha” del Quinto Cuartel y un error garrafal en medio del pánico social

Esta historia ocurrió hace un siglo, cuando la tuberculosis desató una crisis sanitaria en el país. En San Juan, el pico llegó en 1922 y causó temor entre los pobladores, quienes conocían el triste destino de las víctimas de la enfermedad. Cabe destacar que decenas de cuerpos fueron quemados en el patio del Hospital Rawson, sin que sus seres queridos les dieran el último adiós.

El pánico se apoderó de los sanjuaninos. La tos o cualquier síntoma levantaba muchísimas sospechas, y por miedo, las reacciones hacia los supuestos contagiados eran totalmente desmesuradas. Un claro ejemplo tuvo lugar en el Quinto Cuartel. El prejuicio provocó un hecho insólito en la localidad pocitana, cuando prendieron fuego a un hombre que no estaba ni enfermo ni muerto, solamente había tomado unas copas de más.

Vecinos vieron a un hombre tirado en un zanjón. Se trataba de un vagabundo-de quien no trascendió su identidad- que tenía entre 40 y 50 años. Su estado generó mucha desconfianza entre algunos habitantes porque lo vieron toser durante los días previos al incidente, según el relato del historiador Rubén Darío Guzmán.

El mendigo no emitía casi los sonidos típicos de la respiración, lo que aumentó las dudas. Es más, había otra evidencia para la horda enardecida: el sujeto tenía un “olor horrible”. En ese momento, la gente coincidió y señalaron al hombre como otra víctima de la tuberculosis que azotaba a la provincia.

No hubo tiempo para conjeturas. La decisión estaba tomada y la solución era quemar el cuerpo, como ocurrió en el Hospital Rawson con muchos sanjuaninos. Nadie quiso tocarlo. Acordaron tirarle nafta y prenderlo fuego.

Mientras las llamas invadían su cuerpo, el vagabundo despertó y salió corriendo del zanjón a pedir ayuda y evitar un trágico final. La asistencia no llegó, o no logró limitar los mortales efectos de las quemaduras y al poco tiempo perdió la vida.

No fue un hecho fácil de olvidar. En el Quinto Cuartel se corrió la bola del caso del “hombre antorcha”, como lo bautizó la popular. Hasta vieron el “fantasma” del vagabundo prendido fuego y corriendo con desesperación por esa zona de Pocito.

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