Explosión total: la reacción de la Bombonera en el momento en que se confirmó el Superclásico entre Boca y River en los cuartos de final
El nerviosismo superaba a todos. El árbitro Leandro Rey Hilfer imantaba las miradas de todos los presentes desde hacía largos segundos. Sobre todo desde que Juan Bautista Cejas había estrellado la pelota en el travesaño poniendo en riesgo la clasificación de Boca Juniors a los cuartos de final de la Copa de la Liga. Más de uno con radio, streaming en el teléfono celular o páginas actualizadas con los resultados del día habían pasado el dato: si todo terminaba así, el próximo rival era River Plate. Y la explosión se hizo sentir cuando el juez dio el pitazo final.
“Ohhh, dale dale Bo”, fue el cántico de los últimos minutos para mantener vivos los músculos de futbolistas extenuados por haber jugado más de una hora con un jugador menos y, así y todo, haberse impuesto ante el líder de la Zona B de la Copa de la Liga. La brillantez de Edinson Cavani, con un gol consagratorio como marca su trayectoria profesional, hizo despertar del letargo a un Boca que no estaba con todas las luces en el amancer del cotejo ante Godoy Cruz. El 10 fue la figura estelar y por eso volvió a guardarse otra ovación en su corazón.
Saltos, gritos, festejos, puños en alto. Éxtasis. Esas fueron las sensaciones que sobrevolaron el aire de una Bombonera que en horas de la tarde y ya entrada la noche había sido regada por una garúa que le dio un tinte épico a la clasificación. Del miedo latente por el empate que podía dejarlo afuera a la descarga por el avance en el torneo y la excitación por otro Superclásico. Otro examen más para el equipo de Diego Martínez, otra muestra de carácter para reponerse tras un traspié complicado que lo había dejado al borde del nocaut como significó el 0-1 ante Estudiantes en La Plata.
En su gran mayoría, los simpatizantes que dialogaron con este medio en la previa habían asegurado que esperaban el pase de ronda y también a River en la final. Sí, pretendían cruzarse con el adversario de toda la vida en una fase decisiva. Pero el destino hizo que a la brevedad se reedite el derby que enfrentó a Martínez y Martín Demichelis en el Monumental, aunque esta vez en campo neutral, con los dos públicos y el boleto a las semifinales de la copa nacional en juego (sería este domingo por la tarde, en el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba).
“Gallina esperamos un poquito más, ya nos vamos a encontrar”, fue el grito de guerra de los Bosteros, que podría decirse que celebraron el inminente cruce superclásico que dará un envión anímico importante a uno y dejará herido a otro. En La Boca sobra la confianza y así lo expresaron sus hinchas.
De la Bombonera muchos se retiraron frotándose las manos. Otros acercaron la vista a sus celulares para comprender cómo continuaba la llave de la Copa de la Liga (si Boca avanza, se las verá con el ganador de Estudiantes-Barracas Central). Y miles permanecieron por varios minutos aprontando el cancionero anti River: “El que no salta, se fue a la B”, “suben y bajan, parecen ascensor” y más. Les llegó el momento de desempolvar el repertorio ya que la última vez que se vieron las caras los fanáticos de uno y otro bando por un partido definitorio fue en la final de la Copa Libertadores 2018 en Madrid. Los otros oficiales por Libertadores, copas nacionales y campeonatos fueron siempre con público local o ausencia del mismo por la pandemia.
Desde mañana empezará a formarse una marea azul y oro que se trasladará a Córdoba para ir en busca de la clasificación a semifinales, pero sobre todo con ansias de imponerse otra vez contra el rival de toda la vida.
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