Indignación en Brasil: un policía tiró a un detenido debajo de un puente | El brutal incidente en San Pablo se suma a otros casos de abuso policial en el último mes

Indignación en Brasil: un policía tiró a un detenido debajo de un puente | El brutal incidente en San Pablo se suma a otros casos de abuso policial en el último mes

La multiplicación de casos de violencia policial en el estado brasileño de San Pablo, entre ellos el de un hombre detenido que fue arrojado de un puente por un agente, provocó indignación y forzó este martes al gobierno regional a prometer castigos. El video del brutal incidente, difundido por la cadena de televisión Globo y grabado el lunes por la madrugada, muestra cómo un agente de la policía regional agarra a un hombre por las piernas y lo tira por encima de la barrera del puente, a unos metros de otros dos compañeros de patrulla que observan la escena. Ante el clamor popular, 13 policías que participaron del operativo fueron relevados de sus tareas en la calle

“Sensación de impunidad”

El ombudsman de la policía regional, Cláudio da Silva, denunció este martes en un comunicado que los casos muestran el “descontrol” de las fuerzas de seguridad, amparadas por una “sensación de impunidad”. Da Silva reclamó la suspensión de los agentes y anunció que pedirá las imágenes de las cámaras corporales que estos llevaban para esclarecer lo sucedido, aunque admitió que estas medidas pueden no ser eficaces dada la política de seguridad de mano dura del gobierno regional.

En la misma línea, la ONG Human Rights Watch tachó los videos de “muy chocantes” y pidió que los involucrados sean responsabilizados. “Los buenos agentes de policía se ven perjudicados por agentes de policía abusivos y también por políticas y discursos a favor de la confrontación. (…) La letalidad policial se ha disparado desde 2023 en San Pablo“, agregó la organización en su cuenta de la red social X.

En un comunicado, la Secretaría de Seguridad Pública informó sobre la destitución inmediata de los 13 involucrados en el hecho y expresó que “la institución repudia con vehemencia la conducta ilícita y abrió una investigación para investigar los hechos y responsabilizar a todos los agentes”. El gobernador de San Pablo, Tarcísio de Freitas, quien defendió una política de mano dura frente al crimen y minimizó en otras ocasiones las denuncias por abuso policial, afirmó en sus redes sociales que los casos serán “investigados y castigados rigurosamente”. 

“Un policía está en la calle para combatir al crimen y hacer que las personas se sientan más seguras; aquel que dispara por la espalda, aquel que llega al absurdo de lanzar a una persona de un puente evidentemente no está a la altura de usar el uniforme“, declaró Freitas, aliado del expresidente de ultraderecha Jair Bolsonaro. Para las organizaciones sociales, las acciones del actual gobierno regional, que redujo la inversión en los programas de prevención, incluyendo las cámaras corporales, son la principal causa del incremento de la violencia policial en el estado.

El joven agredido, que no fue identificado, no sufrió heridas graves según fuentes policiales. Empezó a ser perseguido por policías de la Rocam, una brigada creada en los 80 para dar apoyo a la policía militar paulista, luego de eludir un control mientras conducía una moto sin matrícula en el municipio de Diadema. Fue interceptado por la policía en Cidade Ademar, en el sur de San Pablo, luego de una persecución de dos kilómetros. Según los registros policiales, los agentes no encontraron nada ilegal durante el abordaje, poco antes de que el joven fuera arrojado desde el puente.

Espiral de violencia en San Pablo

Este caso se une a otros abusos ocurridos en el último mes, como el de un hombre al que un policía disparó una decena de tiros por la espalda después de que intentara robar productos de limpieza en un supermercado de la ciudad de San Pablo, como muestran videos publicados por medios brasileños. El agente, que estaba de descanso y no llevaba uniforme, se encontraba en la caja del supermercado pagando unas compras, cuando el hombre pasó corriendo a su lado para salir del establecimiento y, al segundo, sacó una pistola y lo baleó.

También a principios de mes Ryan, un niño de cuatro años que jugaba en la calle en un barrio pobre de la ciudad de Santos, murió tras recibir una bala en el abdomen durante un operativo policial. La Secretaría de Seguridad dijo que los agentes se defendían de los disparos de una banda de supuestos criminales involucrados en el narcotráfico, aunque la familia de Ryan afirmó a la agencia EFE que no hubo tal tiroteo.

Ryan era hijo de Leonel Santos, muerto a principios de año durante una de las operaciones policiales más letales que se recuerdan en la región, con 56 fallecidos. Los agentes aseguraron que dispararon a Santos, que tenía una cojera congénita que lo obligaba a usar muletas en todo momento, después de que éste los atacara, una versión rechazada de forma rotunda por sus familiares. “O sostenía la pistola o las muletas. Matan a Leonel y después alegan que es traficante”, afirmó entonces Beatriz García, su esposa.

El último boletín de la Red de Observatorios de Seguridad, titulado “Objetivo piel: muertes que revelan un patrón”, destaca que a lo largo del año se registraron 510 víctimas mortales por violencia policial en San Pablo, de las cuales 66 por ciento son negras y el 52 por ciento se encuentra entre los 12 y los 29 años. La coordinadora de la Red, Silvia Ramos, afirmó que muchas de estas muertes se producen “bajo la justificación de reprimir el narcotráfico” y destacó la importancia de estos datos para incentivar “un debate público sobre el racismo en la seguridad”.

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