La libertad de prensa y el pluralismo están en peligro en Italia | Medidas de reducción en la RAI y casos de censura
Desde Roma
¿La prensa italiana corre riesgo de ser sometida a la censura previa de cada artículo, al control político de las publicaciones, a la limitación del accionar de los periodistas, al final de la libertad de prensa? Se trata de una pregunta de un millón de dólares, como se suele decir dando a entender que es difícil responder con precisión. Pero los temores de que estas cosas puedan suceder existen.
En un país que desde que terminó la Segunda Guerra Mundial y fue derrotado el nazifascismo ha luchado por reconstruir sus bases y edificar su futuro agitando la bandera de la libertad y de la independencia de opiniones, que se perciban en el siglo XXI por primera vez estos temores, como en otros países de Europa por el avance de las derechas, no es una noticia muy positiva.
Las discusiones sobre la libertad de prensa se han intensificado en Italia últimamente, especialmente desde que en marzo se difundió la noticia de que la segunda agencia de prensa semi estatal de Italia después de ANSA, la Agenzia Italia (AGI), sería vendida a Antonio Angelucci, un diputado de la Liga, el partido de ultraderecha de Matteo Salvini, actual ministro de Infraestructuras y Transportes del gobierno de derecha guiado por Giorgia Meloni.
A esto se agregaron las medidas de reducción y cambio de ruta que el gobierno está tomando sobre la RAI (Radio y televisión Italiana), ente estatal pero que siempre permitió la participación y expresión de los puntos de vista de parte de los distintos partidos políticos del país. Y esto ha provocado varias huelgas de los periodistas, la próxima el 6 de mayo.
El tercer motor de las protestas, pero seguramente no el último, fue la censura de un mensaje antifascista que el conocido escritor y comentarista, Antonio Scurati, iba a leer en un programa RAI sobre el 25 de abril, día que se celebra la liberación del nazifascismo en Italia. Scurati fue expulsado del programa.
AGI a la derecha
Fundada en 1950 por el periodista Giulio De Marzio y el abogado Walter Prosperetti, la agencia crece con el tiempo incluso a nivel internacional. En 1965 fue vendida al ENI (Ente Nacional de Hidrocarburos), el más famoso ente italiano dedicado al comercio de petróleo y gas natural, que se clasificó como el mayor grupo industrial italiano por su facturación de 2003 a 2013. Desde 1953 y hasta 1962, el ENI fue dirigido por Enrico Mattei, un exmiembro de la Resistencia antifascista y luego miembro del ala izquierda del partido Democracia Cristiana, que comprendió que el ENI podía ser un centro de influencia política. Así fundó el diario Il Giorno de Milán como propiedad del ENI. No era raro entonces que una empresa pública fuera propietaria de medios de comunicación. El Banco de Nápoles, por ejemplo, poseía dos periódicos famosos en el sur de Italia: la Gazzetta del Mezzogiorno y Il Mattino.
Angelucci, o mejor el llamado Grupo Angelucci que ya es propietario de varios medios como los diarios Il Tempo de Roma y Il Giornale y Libero de Milán, “Si se transforma en propietario de AGI tendrá en sus manos la segunda agencia italiana y una parte de la agencia más grande de Italia”, ya que también es accionario de Ansa, dijo ante la prensa extranjera Stefano Ferrante, secretario de la Asociación de la Prensa Romana. Este caso sería además un “evidente conflicto de intereses” entre el ENI, empresa controlada por el Ministerio de la Economía y de las Finanzas cuyo titular, el ministro Giancarlo Georgetti, es como Angelucci también miembro de la Liga. El ENI habría pedido 54 millones de euros por la agencia pero Angelucci habría ofrecido sólo 40 millones.
La intención de Angelucci, según la prensa italiana, sería transformar la Agencia Italia en la principal fuente de información para los diarios de centroderecha, lo que plantea muchas dudas sobre la libertad de prensa que siempre se ha defendido en Italia. También trascendió que dejaría cesantes a numerosos periodistas que serían sustituidos por otros que ya trabajan en los diarios de los que es propietario. Los periodistas de Agi han hecho ya varios paros.
“En la derecha hay fastidio por el disenso y unas ganas de ocupación militar de los espacios de la cultura, no sólo de la información”, comentó por su parte la secretaria del Partido Democrático (PD, centro izquierda) Elly Schlein. Lo que está sucediendo con AGI y Rai “son ataques a la libertad de prensa”, agregó.
El PD ha enviado una carta a la vicepresidenta e la Comisión Europea y comisaria de los Valores y la Transparencia, Vera Jourová, pidiendo que se aclare qué medidas de podrían tomar en caso de que, con la venta de AGI, no se respete la independencia editorial de la agencia y la ley europea sobre la libertad de los medios. “Más que una adquisición editorial parece tratarse de una clara operación política que llevará a una preocupante concentración del control político
El 13 de marzo el Parlamento Europeo aprobó el llamado Media Freedom Act (Acto de la Libertad de Prensa), una ley pensada para proteger a los periodistas y a los medios de la Unión Europea (UE) de injerencias políticas y económicas. Por lo cual la UE, teniendo en cuenta esta nueva ley, podría tomar algunas decisiones sobre la venta de AGI.
La RAI en crisis
En cuanto a la RAI, cuyos programas televisivos se ven no sólo en Italia y Europa sino también en varios países de América Latina, el panorama no se presenta fácil.
El “control asfixiante” sobre el trabajo de los periodistas y el intento de transformar a la RAI en “un megáfono del gobierno”, están entre los principales motivos por los que el más importante sindicato de la RAI, Usigrai (Unione Sindicale Giornalisti RAI) ha llamado a una huelga de 24 horas para el 6 de mayo. Pese a que el sindicato tuvo varios encuentros con los dirigentes de la RAI, no se ha llegado a ningún arreglo y los recortes y cambios amenazan a mucha gente. Pero el sindicato de derecha, Unirai, en cambio, dijo que no participará del paro porque es “una huelga política e instrumental”.
La RAI tiene no sólo televisión sino también radio. El gobierno ha dicho que eliminará los servicios radiales Rai Sport y Rai Parlamento, con todo lo que esto significa para la gente que allí trabaja. La radio RAI hizo una huelga por este motivo el pasado 27 de abril.
El primer canal televisivo de la RAI fue creado en 1954 (RAI 1), mientras RAI 2 fue creado en 1962 y RAI 3 en 1979. Con el pasar de los años, cada canal se acercó a uno de los partidos más poderosos de la época: RAI 1 a Democracia Cristiana, RAI 2 al Partido Socialista y Rai 3 al Partido Comunista. Pero esos partidos perdieron importancia con el tiempo aunque algunas diferencias políticas entre los canales se mantuvieron.
Sobre lo que está pasando en el mundo de la prensa también intervino el presidente de la República, Sergio Mattarella. “La información está atravesando cambios epocales. La velocidad de las transformaciones arriesga de incidir en las columnas de nuestra democracia” (…) pero el pluralismo es una condición de libertad irrenunciable”, dijo el presidente en un evento realizado en Milán. Muchos interpretaron esta frase como una tácita alusión a la tendencia de la derecha a tratar de controlar políticamente los medios de información y negar el pluralismo.
La censura de Scurati
Recientemente además, la RAI -de la que se han ido en los últimos meses varios famosos conductores televisivos como Fabio Fazio, Lucia Annunziata, Bianca Berlinguer, y Amadeus- censuró a un conocido escritor y comentarista, Antonio Scurati, a causa de los contenidos antifascistas que iba a leer en un programa del 25 de abril, día en el que se celebra la Liberación del nazifascismo en 1945.
El gobierno de Meloni se justificó diciendo que la expulsión de Scurati era por “razones editoriales” y otros dijeron por “motivos económicos”. Cosa que fue abiertamente desmentida por el interesado y otros miembros de la RAI.
El texto de Scurati hacía referencia al secuestro y asesinato del político socialista italiano Giacomo Matteotti en 1924, de parte de un escuadrón fascista, y del cual este año se cumplen 100 años. Mussolini había asumido dos años antes, en 1922, como presidente del Consejo de Ministros del Reino de Italia (es decir primer ministro). El contenido también hacía referencia a otro hecho muy importante de la historia italiana, la Matanza de las Fosas Ardeatinas, en la que los nazis (entre ellos el SS Erich Priebke que escapó y vivió en Argentina) mataron a 335 civiles, prisioneros políticos, judíos, presos comunes, como venganza por un atentado de la Resistencia contra los nazis el día antes, donde murieron 33 soldados alemanes. Scurati, que leyó su texto en una de las tantas celebraciones que se hicieron en Italia por el 25 de abril y fue largamente aplaudido, concluyó pidiendo a la primera ministra Meloni que pronunciara públicamente la palabra que hasta ahora siempre había evitado: antifascismo.
Pero Meloni, en su breve mensaje para el 25 de abril, dijo que “En el día en el cual Italia celebra la Liberación que con el final del fascismo puso las bases para el retorno de la democracia, reiteramos nuestra aversión a todos los regímenes totalitarios y autoritarios”. Pero no habló de antifascismo.
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