Las dos caras de Cavani en el triunfo de Boca que le dio el pasaje en la Copa de la Liga: del golazo a la molestia que preocupa de cara al clásico
Boca acababa de quedarse con diez hombres por la expulsión de Cristian Medina, el panorama se oscurecía para el local en La Bombonera. Sin embargo, a los 39 minutos del primer tiempo, Luis Advíncula se proyectó por derecha, atravesó la mitad del campo, y en tres cuartos lanzó un centro cruzado con color de asistencia. Del otro lado esperaba Edinson Cavani, con el arco y la flecha de sus festejos ya preparados. El experimentado ariete dejó picar la pelota y le pegó de zurda, con el revés del pie, para batir la resistencia de Franco Petroli y vaciar la garganta con el grito sagrado.
Fue, ni más ni menos, que el gol del triunfo ante Godoy Cruz por la fecha 14 de la Copa de la Liga, para que el equipo martillara el boleto a los cuartos de final, instancia en la que se medirá contra River Plate. El uruguayo, de 37 años, resultó la gran figura del partido y se ganó una estruendosa ovación cuando fue reemplazado por Nicolás Figal a 12 minutos del final.
Aunque tras el partido asomó la preocupación. Es que, más allá de los abrazos que repartió entre sus compañeros consumado el pasaje del Xeneize como cuarto de la Zona B que lideró el Tomba, transcendió la información de que sufrió una molestia muscular. Por ende, Diego Martínez y su cuerpo médico deberán evaluar si se trató solo de una fatiga o existe una lesión que pueda sacarlo del Superclásico. Una situación similar ocurrió con Guillermo Pol Fernández. A esta coyuntura hay que añadirle la baja de Medina por suspensión. “Edi terminó bien”, buscó calmar las aguas el DT.
Antes y después de su conquista, el partido del ex PSG y Napoli fue completo. Porque pivoteó, se sacrificó (fue varias veces al piso y hasta en una acción surgió cerrando como lateral), tuvo una chance clara más (un cabezazo que Petroli le sacó al córner) y siempre le dio respiro a su equipo, que controló los tiempos del partido, al punto que, hasta el epílogo (con el bombazo de Cejas que hizo temblar el travesaño de Sergio Romero) casi no sufrió con un hombre menos.
“Hoy demostramos carácter. Merecimos el triunfo. Lo lindo del fútbol es que uno se tenga que entregar por el equipo, a veces toca estar arriba, a veces toca ganar, a veces toca la fea… Y hay que estar, y mientras uno pueda cumplirlo y hacerlo, se siente feliz y orgulloso. Me siento feliz de haber aportado lo que pude aportar hoy, por momentos de volante, por momentos de delantero… El fútbol es poder ayudar y dar una mano cuando se necesita”, analizó el Matador, que convirtió seis goles en sus últimos cuatro partidos en La Bombonera, su nuevo lugar en el mundo.
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