Las perlitas de la serie de Di María: el presagio que Aimar hizo tatuaje, la reflexión de Messi y la desconocida cábala para ganar el Mundial
La vida de Ángel Di María parece escrita por un guionista de cine: se trata de un luchador que nunca claudicó. Desde sus orígenes humildes en los que acompañó a su padre a juntar bolsas de carbón a convertirse en uno de los mejores futbolistas argentinos de la historia. Cambió las críticas por elogios. Fue el apuntado por sus lesiones, pero él siempre respondió con resiliencia para superarse y consagrarse para llegar a lo máximo. Caerse y levantarse, mil veces, al punto de marcar goles en cuatro finales ganadas por la Selección, de la que acaba de retirarse.
Su pase a Rosario Central fue cotiazo en 26 pelotas, que cobró El Torito, el club en el que arrancó a jugar. Le costó mucho llegar a nivel profesional, algo que su padre, Miguel, no pudo conseguir por tener que ayudar a su familia y por la rotura de la rodilla. Lo logró gracias al acompañamiento de su madre, Diana, para ir a los entrenamientos en bicicleta. “No tengo palabras para describirla a mi vieja. Es todo lo que está bien. Hizo todo por mí. Hacíamos 30/40 minutos en bicicleta por lugares jodidos y solo quería que yo llegara a entrenar. Pasábamos por la cancha de Central y decía que algún día iba a cumplir mi sueño y el de ella”, dijo Fideo con lágrimas en la serie documental “Romper la pared”, que se estrenó este jueves en Netflix. “Juro por mis hijas que pensé que no iba a llegar. Yo jugaba por diversión y eso me hizo llegar a donde llegué”, confesó.
Nada fue fácil para Angelito y también lo vivió desde muy pequeño afuera de la cancha, en épocas en las que ayudó a su papá para distribuir carbón y armaba las bolsas. “Medio rata era mi viejo, me pagaba 100 pesos la bolsa y estaba una hora y media. Pero en ese momento el peso valía”, recordó con una sonrisa. En esos años su familia también la pasó mal, ya que casi pierde la casa porque el padre le salió de garante a un amigo para poner una panadería. El hombre pagó dos o tres cuotas y luego tuvo que responder Miguel por el préstamo.
Fue la propia determinación de Diana la que le valió seguir en las Inferiores de Central pese a que un entrenador le dijo que no iba a jugar. “Un día un técnico le dijo a Ángel ‘vos sos chico, no cabeceás’ y me dijo ‘señora, lléveselo a otro lugar. Acá no va a jugar’. Le dije ‘no nos vamos a ninguna parte. Él va a venir a entrenar acá’”, contó Diana. “En ese momento quería dejar de jugar porque era muy chico y jugaba por diversión”, reveló Ángel. “Le dije ‘quedate tranquilo, éste se va a ir”’. Así fue, aquel DT partió y Fideo siguió brillando en los equipos juveniles.
Ángel llegó y descolló en la Primera del Canalla de la mano de Ángel Tulio Zof, un emblema del club rosarino y que bajó su conducción técnica lo llevó a ganar tres títulos. “Me dijo que entre y que haga lo que hacía en La Rosarina (liga local). Que haga lo que lo que más sabía hacer, gambetear, y que me divierta”, rememoró sobre aquel debut ante Independiente en la vieja Doble Visera de Cemento a fines de 2005. En la casa de los Diablos Rojos, aquella noche, la élite del fútbol argentino conoció sus endemoniados regates y su zurda prodigiosa. Di María desde ese momento dejó su sello de ser un exponente natural de potrero y probó que no iba ser un delantero más. En el mano a mano se distinguió como pocos, pudiendo jugar por ambas bandas.
Más tarde llegó la transferencia al Benfica y se mudó con su madre y sus hermanas a Portugal. Aunque fue difícil al comienzo. “Cuando llegué en 2008, él no era titular siempre. Al año siguiente hace una explosión que era lo que iba a pasar, inevitablemente”, apuntó Pablo César Aimar, quien fue compañero suyo y hoy integra el cuerpo técnico de Lionel Scaloni en la selección argentina. Además, el cordobés reveló el tatuaje que se hizo con “1-0 de Di María” y un corazón en homenaje al gol que Ángel le hizo a Brasil en la final de la Copa América de Brasil en 2021, en el Maracaná. Se trata de un vaticionio de su hijo a través de un mensaje antes de aquella definición.
El nivel de su juego en el Benfica fue en franco ascenso y se convirtió en héroe al marcar el gol en la final ante Nigeria que le valió a Argentina la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Al poco tiempo fue convocado a la Selección mayor por Diego Armando Maradona: “Diego es todo. Me vino a ver en un partido en el Benfica y me dijo ‘vamos a cenar a mi hotel y charlamos’. Siempre me bancó, desde la expulsión con Bolivia (Eliminatorias para el Mundial Sudáfrica 2010) que no lo merecía, pero él lo hizo”.
Aunque alguien vital en su vida es su pareja, Jorgelina Cardoso, quien es amiga de una prima de Ángel. De aquellos chats por MSN en los que ella le puso “Ángel, volvete a Central”, a la primera vez que se vieron personalmente en la puerta de un boliche en el que él le dijo “yo soy diferente. Quiero algo serio y formar una familia”.
Jorgelina fue el sostén en los momentos más complicados y la propuesta de casamiento se dio tras una historia particular cuando se incorporó al Real Madrid: “Habíamos llegado a Madrid y al salir de un ascensor se me acercó una chica y me dio un papel con un número telefónico. El papel lo agarró Jorgelina y lo rompió”, reconoció Di María. Más tarde ambos tuvieron una fuerte discusión. “Diez años así no me los banco”, disparó ella y al llegar al hotel “le ofrecí casamiento”, contó Ángel.
Fruto de su relación llegó su hija mayor, Mía, quien atravesó momentos complicados de salud luego de su nacimiento y aquellos días fueron recordados con mucha emoción por la pareja. La pequeña salió adelante y la familia Di María más tarde se agrandó con Pía. Mientras tanto, Jorgelina siguió enriqueciendo un libro de recortes que comenzó a armar en la primera etapa en el Benfica y desde ese momento “marcó” a quienes criticaron a su marido.
Es que los golpes a Ángel continuaron cuando antes de la final del Mundial de Brasil en 2014 recibió una carta del Real Madrid para que no juegara la definición a causa de la lesión sufrida en el partido ante Bélgica en los cuartos de final. “Sabella (Alejandro) le dijo que no lo veía del todo bien”, contó Ezequiel Lavezzi. “No recuerdo”, esgrimió Carlo Ancelotti, por entonces entrenador del equipo Merengue. “La rompí la carta”, confesó Di María, quien no obstante miró el partido decisivo ante Alemania desde afuera.
El vínculo con el Real Madrid llegó al final luego de la Copa del Mundo y arribó a otro gigante de Europa como el Manchester United, donde pese a tener un buen rendimiento sufrió una exigencia al máximo del DT, Louis Van Gaal. En el medio padeció un robo en su casa y el horizonte marcó otra salida. “Me tuve que ir a un hotel un mes y eso me mató psicológicamente. Sumado a lo del entrenador (Van Gaal), que me criticaba todo lo que hacía mal, y se me terminó de pudrir. Ese día me quería ir”, reconoció.
Para ayudar a pasar esos malos momentos Jorgelina le armó un cumpleaños sorpresa en febrero de 2015 con la complicidad de todos sus amigos de Rosario. “Lloraba como un bebé”, recordó Cardoso. “Mis amigos se pusieron a jugar a la pelota hasta las 2 de la mañana con los de seguridad del hotel”, contó Fideo, quien mostró el tatuaje que se hizo en el brazo izquierdo con la leyenda “Eterna Amistad”, el mismo que se hizo el resto de sus amigos. “En Rosario me olvido de todo. Vengo para las vacaciones y para pasar a las Fiestas. Es mi lugar en el mundo”, admitió Fideo.
Después del adiós del Manchester United comenzó la etapa en el París Saint-Germain (PSG), entidad en la que recuperó un nivel superlativo. Siguió en la Selección, pero sumó otro trago amargo, que fue la eliminación en los octavos de final en el Mundial Rusia 2018 del equipo conducido por Jorge Sampaoli. Tras ser titular en el empate 1-1 frente a Islandia, llegó la derrota 3-0 ante Croacia. “En el partido siguiente me puso en el banco. No me dijo por qué y ni me mandó a calentar”, afirmó Di María. “Es muy difícil que las cosas se acomoden en poco tiempo”, agregó.
Más tarde no tuvo lugar en el inicio de la gestión de Lionel Scaloni en la selección argentina. “Un amigo me dijo ‘quedate en París tomando un café frente a la Torre Eiffel’”, sostuvo Fideo, quien debió dar un golpe para que el entrenador le diera una chance y otra vez Jorgelina fue vital. “Segunda convocatoria y no me llamaba. Yo no paraba de llorar. Mi mujer me dice ‘si no salís a hablar y golpeás la mesa no vas a volver’”, recordó. “Hablá, vos tenés que decir que querés estar, porque si no decís nada, quiere decir que te importa un carajo la Selección. Flaco, ¿cómo te vas a ir cuando todo va mal. Te vas a ir por la puerta grande”, le insistió su pareja.
Luego de aquella entrevista en la que Fideo pidió volver a tener una chance en la Selección, el propio Scaloni reconoció que lo llamó a los diez segundos y con lágrimas le dijo “¿sos pelotudo? Salís a hablar, ¿para qué?”. Ángel le respondió, “quiero ir, estoy en el banco, no pasa nada. Sé que en algún momento me puedo ganar un lugar. Lo que vino después de esa llamada fue gloria pura”.
Di María tuvo su oportunidad, se ganó un puesto de titular y otra vez fue el máximo protagonista al marcar el gol contra Brasil en la final de la Copa América 2021 jugada en el Maracaná. “Se rompió una pared”, le dijo en medio de lágrimas a su familia en una video llamada, tras 45 días de no ver a su mujer y sus hijas, ya que ese torneo estuvo marcado por el protocolo de aislamiento de los planteles en plena pandemia de COVID-19.
“Me llegó jugar en la Selección luego de más de 20 años sin ganar nada a nivel mayores y las críticas llovieron por todos lados”, rememoró Ángel, quien no obstante pudo consagrarse y terminar con una sequía de 28 años sin títulos. “Sentía que era una deuda mía y que era algo que yo necesitaba”, destacó. En junio de 2022 marcó otro tanto en un encuentro por un título, en La Finalisima en Wembley, ante Italia, por entonces vigente campeón europeo.
Atrás quedaron las lluvias de críticas tales “estoy convencido de que Di María no es un jugador para la Selección”, “Di María ya está, ya fue”, “Se terminó el tiempo de Di María, muchachos, basta”, “No más Di María, por favor”, y fue el propio Di María el que se encargó de enterrarlas, pero fue muy difícil al punto de reconocer que “tomaba pastillas para dormir. Después de tantas lesiones y momentos de mierda, pude ganar”
En la intimidad de la grabación de la serie de tres capítulos, con un peine que hizo las veces de micrófono, Jorgelina le preguntó a Mía: “¿Qué pensás de los periodistas que pidieron que tu papá no juegue más en la Selección”? La respuesta fue: “Mi papá les cerró el orto”, en un momento que les robó sonrisas a ellas y a todo el equipo de producción.
Pero faltaba el broche de oro que fue la Copa del Mundo en Qatar 2022. Di María confesó que es muy creyente en las energías. “Los cuatros tenemos una cintita roja y se dice que cuando esto se sale solo es porque hay malas energías hacia vos. A Ángel se le salió en el Mundial”, explicó Jorgelina. Fideo le pidió que le pasara otra cintita roja: “La energía siempre estaba, pero yo necesitaba un ‘ayudín’”, contó el delantero. Su pareja recordó que “antes de irme de Torino (Fideo se había sumado a la Juventus) me llevé un rollo de cinta roja por si pasaba algo. Cuando él me escribe, le digo ‘amor, ¿podés creer que traje un rollo?’. Ángel le dio una cintita a cada uno de los que estaba jugando como titular “para que los tenga protegidos y con más confianza”. Hasta que el 18 de diciembre de 2022 nuevamente Di María tuvo su redención y marcó un golazo en la final ante Francia luego de una jugada colectiva de antología. Después del electrizante empate 3-3 y la definición por penales se dio el ansiado título ecuménico.
La despedida del seleccionado no podía ser mejor con toda la gloria tras obtener su segunda Copa América este año. Ese encuentro que fue tan especial para Jorgelina, Mía y Pía, quienes mientras se dirigieron al Hard Rock Stadium de Miami, vivieron una previa a pura risa arriba de un auto por un muñeco del Fideo, al que acompañaron para ver su último partido con la Albiceleste, la victoria contra Colombia 1-0.
Con mucha emoción, testimonios reveladores y hasta la propia Jorgelina mostrando sus dotes actorales en un trailer con una recreación de un grupo de autoayuda de “críticos de Di María”, el documental es un pasaje de la historia de un deportista que es un ejemplo dentro y fuera de la cancha por su mensaje de luchar y de reinventarse pese a los golpes. “Es un mensaje también para las generaciones posteriores, pero no solo para los más chicos, sino para la vida”, resumió su pareja.
Entre los testimonios sobresalen una serie de elogios y reflexiones. “La historia de Fideo es de él, de su familia, de sus amigos, con sus virtudes y sacrificios”, describió Paulo Dybala. “Vivimos casi lo mismo. Las mismas situaciones, momentos duros, pero por fin lo conseguimos y somos campeones con la Selección. Es bueno que la gente sepa cómo fue su vida”, aseveró Lionel Messi. “Está ahí arriba, entre los jugadores más importantes de la historia del fútbol argentino”, calificó Javier Zanetti. “Se dio la cabeza contra la pared muchas veces y siguió intentando”, destacó Giovani Lo Celso. “Es un pájaro carpintero, habrá roto bien la pared”, bromeó Ezequiel Lavezzi. “No cambia su personalidad por ser lo que es como jugador, por su trayectoria, por sus títulos”, subrayó Nicolás Otamendi. “Nunca se rindió, entre dos veredas eligió la más difícil, pura y exclusivamente por un sueño”, sostuvo Rodrigo De Paul. “Los sueños se consiguen por sacrificio y perseverancia y Fideo en ese caso lo merece”, reconoció Sergio Ramos. “Luchó contra este sistema de falsedad, de críticas innecesarias y demostró que siempre se puede”, dijo Cristian “Kily” González. “Marcó una época del fútbol”, reconoció Carlo Ancelotti. “Es un ejemplo porque la vida es de los que se animan, puede salir mal, ¿y si sale bien? También puede salir bien”, resumió Pablo Aimar.
“Por momentos tuve dudas de seguir cuando se dio el episodio con ese entrenador o cuando las cosas no se dieron en la Selección. Pero tuve ese ángel al lado, mi mujer me decía que siguiera luchando por mi sueño, mi mamá me decía que no dejara de jugar cuando era chico”, concluyó el propio Fideo.
La historia de Ángel Di María es muy inspiradora. A sus 36 años vive el epílogo de su carrera profesional tras su retiro de la Selección y su segunda etapa en el Benfica. Más allá de haberlo ganado todo en su carrera, dejó un mensaje que supera lo deportivo y se basa en no bajar los brazos. Es un ejemplo que puede tomarse para todos los aspectos de la vida. Que las adversidades pueden superarse y la perseverancia puede corresponder aquello que tanto se busca. La clave es no rendirse y vaya si Fideo sabe de eso.
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