Luis Juez puso primera y busca adelantarse en la carrera electoral cordobesa | Las especulaciones detrás del salto a La Libertad Avanza
Desde Córdoba
En Córdoba el año electoral arrancó temprano. En la primera semana de enero la provincia se convirtió en el epicentro del torbellino político de la Argentina. Primero, porque Villarruel pasó en estas tierras los días en los que Milei disparó dardos en su contra y luego mandó a Lilia Lemoine a disciplinar al intendente que la recibió. Pablo Cornet, macrista de Villa Allende, recibió el castigo por recibir a la vicepresidenta y sacarse una foto con ella (que ni siquiera fue publicada). Además, Luis Juez dejó trascender que va a dejar la presidencia del bloque del PRO en el Senado para intentar recibir la bendición de la Santa Sede de La Libertad Avanza. El exintendente de la ciudad capital sabe que 2027 sí puede ser la vencida, su último intento de concretar lo que buscó tantas veces: ser gobernador de Córdoba. Y también sabe que el sello del PRO está muy devaluado en estas tierras.
En ningún búnker son ajenos a que Milei puede quedarse con cinco o seis bancas de las nueve que se pondrán en juego por esta provincia. Una foto con él cotiza alto. Pelearse es lava.
Juez, por la cuarta ficha
La marca amarilla está pagando las consecuencias de haberse construido anclado puramente en hacer antikirchnerismo y ahora cede votos ante un edificio que parece más firme desde sus cimientos como es el de Milei. En Córdoba, las encuestas ubican al PRO incluso por detrás del kirchnerismo, algo imposible poco tiempo atrás. Juez entiende que tiene que correr más rápido que Rodrigo de Loredo -con algunas ataduras por las trabas propias de una estructura partidaria más compleja como es el radicalismo- si es que quiere tener alguna chance de agarrar la bandera de candidato libertario con el aval del presidente, que manda holgadamente en las encuestas cordobesas.
Luis Juez está obsesionado con la gobernación. Todavía siente que se la arrebataron en 2007, cuando denunció fraude. En 2011, perdió nuevamente, en este caso contra De la Sota. Y en 2023, Martín Llaryora le ganó en una noche donde los primeros resultados lo mostraban arriba e hicieron ilusionar a los cambiemitas de ese momento.
El senador hizo saber a sus cercanos -y no tan cercanos- de su decisión cuando estalló el escándalo de Kueider. Pero según cuentan en su partido, el Frente Cívico, todavía espera tener una charla con la persona que le pidió que presida el bloque: Mauricio Macri. En el PRO de Córdoba, intervenido por el expresidente en detrimento de quien lo presidía, el diputado desobediente Oscar Agost Carreño, cuentan que en realidad fueron los colegas senadores de Juez quienes no estaban conformes con él. Y aseguran que seguirá en el bloque aunque deje la presidencia.
El pase se anunciaría oficialmente en la previa del inicio de las sesiones ordinarias.
Para el macrismo puro cordobés, que está casi en estado de descomposición, le espetan a la UCR y al juecismo seguir usando el sello de Juntos por el Cambio. “Está sepultado, no existe más, pero ellos no quieren usar su sello”, dicen desde el búnker amarillo, cada vez más despoblado y dividido en tres fracciones: macristas de Mauricio, bullrichistas que ensalzan a Milei y los larretistas y centristas, que no ven con tan malos ojos al peronismo provincial.
El mapa complejo de De Loredo
El diputado que lidera el bloque radical en Diputados hace rato que quiere galopar a los brazos de Milei, pero la heterogeneidad de su bloque no se lo permitía.
Tras la fractura que dividió en dos a los radicales de la Cámara Baja, De Loredo empezó a mostrarse más cerca de las posturas del presidente. Llevó a los diputados más cercanos -incluidos los expulsados del partido y demás héroes según el diccionario mileísta- a una reunión en la Rosada.
No fue eso lo que hizo más ruido en las oficinas de las distintas corrientes radicales de la provincia. Fue que cuando le pusieron un micrófono al frente, De Loredo no negó la posibilidad de un acuerdo electoral con La Libertad Avanza. Algunos radicales con cierta representación aseguran que ya encendieron el motor para crear un frente que se oponga a las intenciones de De Loredo y que eso se cristalizaría con un acto en febrero. Además, afirman que si la decisión de las autoridades partidarias es unirse a los libertarios, habrá fractura.
Uno de los que acompañó a De Loredo a la Casa Rosada fue Luis Picat, exintendente de Jesús María y hoy diputado nacional. Hace unos días, en Jesús María, no quiso tragos amargos con el Triángulo de Hierro y evitó a Villarruel a toda costa, a pesar de tenerla a metros. Días antes publicó un tuit donde invitaba a Milei al festival, ya sabiendo que la vicepresidenta -enemiga pública del Ejecutivo- iba a cumplir su promesa de volver como el año pasado. Y de paso mostró un titular que le sonríe al primer mandatario.
El exdirigente rural de la ciudad de la Doma y el Folklore le dijo a este diario que sean como sean los movimientos de todas las partes que juegan en este tablero “la oposicion cordobesa se tiene que poner de acuerdo de alguna manera o vamos a ser funcionales al cordobesismo” de Martín Llaryora. “Si la oposición en la provincia se fracciona en el juecismo, los libertarios y el radicalismo no va a servir”, advirtió.
Mestre busca reinventarse
En el río revuelto del radicalismo, una figura busca recobrar fuerza: la del exintendente Ramón Javier Mestre. Con De Loredo tiene una rivalidad histórica. Diferenciarse de él en este momento, aunque incómodo, es un traje que le queda al cuerpo.
Mestre tiene un apellido de peso en la UCR de Córdoba y espera juntar músculo nuevamente. Por eso ya eligió sus blancos. “En 40 años de democracia se caracterizó a Borocotó como tránsfuga político pero no hay nadie más tránsfuga que Juez o Bullrich”, le dijo a Página/12. Y, obvio, también hubo pólvora para De Loredo: “Si se quieren ir a La Libertad Avanza que se desafilien del partido. Cambian de posiciones solo para beneficio personal. Quieren a toda costa más poder”.
Sin embargo, se diferencia de los otros boinas blancas críticos de De Loredo y asegura que respetará las decisiones orgánicas del partido.
Llaryora mide y espera
El gobernador está atento a los movimientos de los que ambicionan competirle la gobernación en 2027. Para los tiempos de la política argentina, faltan siglos, pero ya muchos dan por descontado que el sanfrancisqueño no va a dudar en adelantar la elección todo lo que permitan las normas para despegarla de la elección presidencial si es que Milei sigue cosechando sonrisas en la provincia mediterránea.
Su armado transmutó de Hacemos por Córdoba -de tinte peronista- al actual cordobesismo, un espacio de brazos abiertos para recibir heridos del radicalismo, el juecismo y el PRO. Por caso, a Oscar Agost Carreño, que presidía el PRO hasta que Macri avanzó para lograr la intervención, le espetan simpatías excesivas con el peronismo provincial. De hecho forma parte del bloque pichettista en Diputados, donde comparte carpa con los llaryoristas.
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