Lula dijo que las inundaciones en el sur de Brasil son una “factura que pasa el planeta” | El presidente presentó un paquete de inversiones para las regiones más castigadas
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo este miércoles que las graves inundaciones en el sur del país, que dejan ya 101 muertos y una vasta destrucción, son “un aviso para el mundo” y “una factura que le está pasando el planeta” a la humanidad. Las operaciones de rescate en la castigada Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul, fueron suspendidas por nuevas lluvias.
Inversiones en infraestructura y prevención
“Tenemos que parar esto a tiempo”, declaró Lula en un acto en el que fue presentado un paquete de inversiones en áreas de infraestructura y prevención de desastres naturales, que apuntan a “corregir décadas de ocupación desordenada de las ciudades de este país”. Se trata de proyectos por un valor total de 18.300 millones de reales (3.560 millones de dólares), que serán ejecutados en 532 ciudades de todas las regiones del país. En todos los casos, son iniciativas que estaban en estudio antes del desastre que las lluvias de los últimos días provocaron en el sur del país.
El agua cubrió ciudades enteras como Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, estado fronterizo con Argentina y Uruguay, declarado en estado de calamidad y donde 1,5 millones de personas de unos 400 municipios sufren con la falta de agua y alimentos y serios problemas en el suministro de energía. También fueron destruidas miles de viviendas e infraestructuras, como puentes o rutas, y se vieron perjudicadas la producción agropecuaria y toda la actividad económica de uno de los estados más prósperos de Brasil.
Lula subrayó este miércoles que las autoridades aún desconocen el costo de la reconstrucción, ya que la verdadera magnitud de los daños solo podrá ser calculada una vez que las aguas bajen. Aún así garantizó “todo el apoyo” financiero del gobierno federal para “erguir” de nuevo a Rio Grande do Sul, donde la situación seguía siendo crítica y decenas de miles de personas permanecían refugiados, a la espera de nuevos temporales anunciados por el servicio meteorológico y atribuidos, igual que las lluvias de los últimos días, a las severas consecuencias de la crisis climática.
La industria automotriz en alerta
La Asociación de Fabricantes de Automóviles de Brasil mostró este miércoles su preocupación por el posible impacto de las inundaciones en la cadena productiva, ya que algunas fábricas de componentes están paralizadas y otras tienen dificultades logísticas. El presidente de la patronal, Márcio Leite, dijo en una rueda de prensa sobre los resultados del sector que la región sur acoge a 10 fabricantes y una extensa red de proveedores, lo que tiene “un impacto muy grande en la cadena como un todo”.
Según explicó el presidente del Sindicato de la Industria de Componentes Automovilísticos, Claudio Shad, una encuesta realizada a las fábricas de componentes de Rio Grande do Sul mostró que en la región de Porto Alegre las plantas se vieron “afectadas por las inundaciones” y están “paralizadas”. Shad afirmó que en el resto del estado la industria apenas fue golpeada por las lluvias y continúa en funcionamiento, aunque advirtió que los cortes de ruta están causando problemas en la logística para transportar los componentes hasta las montadoras.
Suspensión de rescates
Según Defensa Civil al menos 100 personas fallecieron, 372 resultaron heridas y 128 están desaparecidas por las inundaciones provocadas por los desbordes de ríos tras las lluvias torrenciales de la última semana en Rio Grande do Sul. En más de 400 municipios afectados, más de 160 mil personas fueron evacuadas de sus viviendas por este desastre climático, cuya violencia expertos y el gobierno brasileño vinculan al cambio climático.
El río Guaíba, desbordado sobre Porto Alegre, se rebajó el miércoles a 5,14 metros, pero la situación aún es inestable. Voluntarios con lanchas y jetskis empezaron la jornada buscando abrirse camino entre las calles inundadas para evacuar a quienes aún están atrapados en sus casas o simplemente no quisieron dejarlas por temor a los saqueos. Pero cuando el agua apenas bajaba en algunas zonas de Porto Alegre y su zona metropolitana, la lluvia volvió a caer, lo que interrumpió las evacuaciones.
La alcaldía de Porto Alegre pidió “que los barcos en operaciones de rescate suspendan temporalmente sus actividades”. Citó además “posibles descargas eléctricas y vientos superiores a 80 kilómetros por hora en las próximas horas”, según publicó en X. Las autoridades también insistían a los habitantes en que no regresaran a las zonas de riesgo y alertaban de la posibilidad de inestabilidad en los terrenos y de peligros para la salud. “Las aguas contaminadas pueden transmitir enfermedades”, dijo a los periodistas Sabrina Ribas, vocera de Defensa Civil.
Angustia y solidaridad
En Rio Grande do Sul el 80 por ciento de los municipios se ha visto afectado por las graves inundaciones, que anegaron ciudades de forma parcial o total. Países como Uruguay y Argentina aportaron o pusieron a disposición equipamiento para rescate y personal especializado. Equipos humanos de una decena de estados colaboran en el operativo. Figuras brasileñas también contribuyen, como el futbolista Neymar, quien mandó un avión con donaciones, según una foto publicada en Instagram. Estoy “orando para que todo vuelva a la normalidad”, escribió el astro.
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, dijo que el estado vive “una situación de guerra” y que podría empeorar en las próximas horas, debido a que está previsto un nuevo temporal en el extremo sur de la región. “El caudal récord equivale a lo que podría esperarse en una recurrencia estimada una vez cada 10 mil años, por lo que la cantidad de agua que avanza por la Laguna de los Patos es extraordinaria y nunca antes vista”, señaló en una nota la empresa privada MetSul Meteorologia.
La emergencia en Brasil coincide con la publicación de un informe este miércoles de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que destaca un récord de peligros climáticos en Latinoamérica y el Caribe en 2023 producto del fenómeno de El Niño y los efectos del calentamiento global por influencia de la actividad humana.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, lamentó este miércoles las inundaciones en Brasil y las atribuyó a los “efectos devastadores” de la crisis climática. “El secretario general reitera su llamamiento a una rápida acción internacional para frenar los efectos caóticos del cambio climático”, declaró Stéphane Dujarric, vocero del secretario general de la ONU.
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