María José Fernández Aubone: la diseñadora que revolucionó el poncho argentino

María José Fernández Aubone: la diseñadora que revolucionó el poncho argentino

Nacida en San Juan hace 41 años, María José es la menor de cinco hermanos. Está casada con el músico mendocino Sebastián Garay y es madre de dos hijas, Isabel y Olivia.

Su camino en el diseño comenzó con una formación en artes visuales en la Universidad Nacional de Cuyo, pero pronto descubrió que su pasión estaba en la indumentaria. En 2005, se trasladó a Buenos Aires para estudiar Diseño de Indumentaria y Textil en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde se graduó en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.

El 6 de junio de 2013, durante una visita a San Juan, “Majo” tuvo la inspiración que cambiaría su rumbo: al ver un poncho en una tienda de productos regionales, surgió la idea de reversionar esta prenda y adaptarla al día a día de cualquier persona.

Otoño invierno 2021, con mucho poncho y para todos los gustos.jpg

“Estaba como alerta a señales para ver qué podía hacer. Ya estaba recibida, sabía que no quería trabajar en una empresa, quería algo propio, que tenga identidad, que sea sólido. Justo tenía un viaje al exterior pendiente y pensé en crear un poncho para llevarlo y ver cómo funcionaba. Un poncho contemporáneo, adaptado al día a día, moderno, democrático, para todo tipo de cuerpo, edad y género. Así empecé”, recuerda.

Ese mismo año, comenzó a trabajar en la identidad de su marca, Aubone, lanzando su primera colección otoño-invierno 2014 con 14 ponchos exclusivos confeccionados en pelo de llama y textiles italianos. Desde entonces, ha creado más de 22 colecciones que incluyen ruanas, mantos y capas.

Para María José, el poncho es mucho más que una prenda de abrigo. “Tiene libertad de movimiento, es versátil y te da personalidad. Yo lo uso desde 2013 y me cuesta ponerme una campera”.

La comodidad y funcionalidad también lo convierten en un aliado para viajes y la maternidad. “Lo uso como manta para mis hijas, como protector solar en el auto, como abrigo ligero”, describe.

“Cuando decidí hacer ponchos, en 2013, había muy pocos en el mercado, y eran principalmente de una marca internacional muy conocida que bordaba sus iniciales. Las celebridades de Hollywood los usaban, pero era el único poncho que se veía en la vida cotidiana. Todos me decían: ‘¿Te vas a dedicar a hacer ponchos? ¿Ponchos como los que usan los gauchos?’ A partir de ahí, el poncho comenzó a tener un auge, se resignificó y salió del ámbito tradicional del gaucho para instalarse en la calle. Hoy en día, es una prenda que vemos constantemente; la gente la usa con normalidad”, expone.

“Desde el 2013, el poncho me enamoró y se convirtió en mi prenda favorita. No puedo ponerme una campera, me siento incómoda, como atrapada. Me pasa lo mismo a mí y a las personas cercanas que me rodean, que tienen algún modelo de poncho que he diseñado y vendido desde entonces. Me cuentan que les cuesta mucho usar abrigos con mangas porque no se sienten libres, no pueden moverse. El poncho tiene esa ventaja: libertad de movimiento”, detalla.

100 ponchos para el videoclip Serás Calingasta, en el cerro Alkazar. El teñido fue en conjunto con mujeres de la comunidad de Calingasta.jpg.JPEG

“Es versátil y sirve para muchísimas cosas. Por ejemplo, cuando viajo, siempre me llevo uno o una ruana. Son fáciles de doblar, no se arrugan, y entran en cualquier parte. Los uso como abrigo, como manta, o incluso para tapar a mis bebés cuando se duermen. Cuando viajamos en auto, lo coloco en la ventanilla para que no les dé el sol”, completa.

El poncho, originalmente, también tenía esa utilidad para el gaucho, asegura Majo. “Era una prenda que usaban en el caballo, en la montura, para protegerse las piernas mientras cabalgaban. Luego, lo tiraban sobre ellos para crear una especie de carpa donde descansar del sol o para dormir cuando estaban cansados. Esta versatilidad es lo que me parece espectacular de la prenda. Además, tiene mucha personalidad y también le da poder a quien lo lleva puesto. Para mí, el poncho es una prenda que te empodera, y eso es algo que me encanta”, reflexiona.

En 2020, María José decidió volver a San Juan embarazada de su primera hija. La pandemia la encontró en su tierra natal y junto a su esposo decidieron quedarse, apostando por una crianza rodeada de familia y amigos.

Actualmente, sigue diseñando ponchos y explorando nuevas líneas de trabajo. Ha incursionado en el diseño de vestuario para videoclips y shows, asesoramiento de imagen y estilismo personal. Además, planea ampliar su taller y diversificar su producción.

“Pero ponchos hago desde el invierno 2014. Dos temporadas por año, es decir que ya tengo más de 20 temporadas haciendo ponchos”, señala.

En San Juan, su clientela fiel la sigue acompañando. “El poncho se inserta bien en una provincia con turismo creciente. Es una prenda auténtica, con identidad y adaptabilidad”, explica.

“Desde que llegué a San Juan, seguí con mi pasión y mi trabajo, que comenzó en 2013, haciendo ponchos. Continúo con mi marca, lanzando cápsulas y colecciones, como por ejemplo, la colección de niños que saqué en invierno del año pasado”, dice.

Resultó todo un éxito, con ponchos y buzos-ponchos con estampas propias.

A fines de 2023 presentó una colección exclusiva de kimonos, una reinterpretación de la colección de verano de 2015, pero esta vez con un enfoque mucho más festivo, algo en lo que nunca antes había incursionado. La colección se llamó “15”, porque consistía únicamente de 15 kimonos, y se agotaron rápidamente.

“Ahora lanzo nuevas prendas de manera periódica, lo que se conoce como ‘drops’, donde saco entre 5 y 10 nuevos modelos a la vez, manteniendo siempre la exclusividad. No soy una marca masiva; no hago cien unidades del mismo modelo, sino que hago poquitas de cada diseño. Solo hay dos modelos que mantengo disponibles a pedido: el Hattori y el Tao, que son los más solicitados, especialmente el color negro”, advierte.

En cuanto a su crecimiento profesional, dice estar en una etapa de reacomodamiento. “Tengo planes de alquilar un espacio más grande para integrar el taller de ponchos con mis moldes y, además, sumar a mi actividad el vestuario y el estilismo. Estoy trabajando en vestuario para videoclips, publicidad y shows de artistas, algo que el año pasado me permitió hacer escenografía también”, cuenta.

Además, ofrece asesoramiento de estilismo personal: ayudo a elegir atuendos para eventos y hasta hace visitas a domicilios para reorganizar y reacomodar los placares de las personas, realizando un asesoramiento integral sobre la imagen personal.

Respecto al turismo en San Juan, dijo que tiene una clientela muy fiel en la provincia. Hay personas que ya tienen varios ponchos míos, a veces hasta 8 o 10, y siguen comprando”, sostiene.

Sin embargo, dice que no se ha involucrado directamente en el sector turístico de la región.

“Mi tienda online funciona como una plataforma donde la gente puede ver lo que ofrezco, pero la compra se sigue realizando de manera personalizada: me escriben por WhatsApp, les mando fotos, y seguimos el proceso como si fuera una atención uno a uno”, dice. Su Instagram @Aubone también destaca sus creaciones.

“Aunque no vinculo mi marca con el turismo en San Juan, sí lo he hecho en otras provincias, trabajando con bodegas y otros espacios para eventos corporativos, como la creación de ponchos para eventos especiales en bodegas o para grupos de turistas”, concluye.

Majo también lee el tarot de manera profesional. “Sé que puede parecer desconectado de todo lo demás, pero en realidad, tiene mucho que ver con mi vida, que siempre ha sido visual. Comencé estudiando artes visuales, luego me formé en Diseño de Indumentaria y Textil, trabajé con vestuario y estilismo, y siempre estuve conectada con la imagen”.

Asegura que el tarot es lectura de imágenes, y como tal, se relaciona con todo lo que ella hace. “No es adivinación ni predicción, sino una herramienta de autoconocimiento. Me encanta ejercerlo y ofrecerlo, ya que siento que es algo valioso que tengo para compartir”, finaliza.

Con más de una década de trayectoria, María José sigue fiel a su visión y a su esencia: crear ponchos con historia, diseño y personalidad, que sigan revolucionando la moda argentina.

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