Pendientes, precipicio y un deleite para la vista, cómo son los 24 km del camino que cambió la vida a 16 familias vallistas

Pendientes, precipicio y un deleite para la vista, cómo son los 24 km del camino que cambió la vida a 16 familias vallistas

Recorrer la senda, detenerse antes de llegar y mirar hacia abajo es la definición perfecta de Valle Fértil. Los cerros, con sus lomas y descensos cubiertos por una espesa capa de plantas con distintas intensidades de verdes, aun cuando está promediando el otoño y en medio de una sequía histórica en la región, muestran una postal que no se puede ver en ningún otro rincón de la provincia. Ese es el paisaje en el camino que fue abierto hace unos 10 días en Valle Fértil. Pero más allá de su belleza, la ruta de tierra de 24 kilómetros tiene una importancia prácticamente vital para 16 familias que viven en Sierras de Riveros y que, por primera vez en la historia, pueden llegar hasta su pueblo en vehículo. Tiempo de San Juan la recorrió para mostrarla en exclusiva.

La obra forma parte de una serie de tareas que se vienen realizando desde hace casi 10 años, cuando se decidió marcar los caminos hasta las sierras vallistas a las que sólo se podía llegar en mula o a pie. La primera en ser conectada vía terrestre con otro pueblo fue Sierras de Chávez. Luego, le tocó el turno a Sierras de Elizondo. Y ahora, la máquina que fue abriendo el camino llegó por primera vez hasta el ingreso de Sierras de Riveros. El maquinista de Dirección Provincial de Vialidad, detuvo su enorme vehículo justo frente a la escuela y la salita de primeros auxilios de la localidad, y entre los pobladores hubo lágrimas de emoción.

Pero, ¿cómo es el camino? Primero que nada hay que aclarar que, lo más conveniente es recorrerlo en un vehículo 4×4, debido a su complejidad, principalmente, como consecuencia de sus pronunciadas pendientes.

Embed – Un deleite para la vista: Conocé el camino a Sierras de Riveros en Valle Fertil

A la senda de tierra se ingresa desde la Ruta 510, en la localidad de Quimilo. Al avanzar, se debe ir abriendo tranqueras, debido a que los primeros tramos son propiedad de privados que permiten que la gente pase por el lugar. Una vez que se avanza y se sortea varias huellas que dejan los brazos que se van abriendo desde el río que pasa por Los Bretes, comienza la nueva ruta.

El camino va en ascenso por la sierra y, al ir sumando kilómetros, el terreno muta. Al principio se puede ver una especie de polvillo en el suelo, que se levanta fácilmente con el paso del vehículo. Luego, es seguido por un tramo de arena grisácea, que no se levanta por el paso de las ruedas y permite que el ambiente se vuelva a limpiar. Sin embargo, la zona que más llama la atención, es la de una arena de color rojo intenso, producto de la rotura del cerro de esa tonalidad.

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Y es que, las rocas que forman los cerros también van cambiando. La conformación de cada una de ellas fue la que tuvo que analizar en detalle Jorge Martínez para ir abriendo el camino. El hombre, al que en el pueblo llaman “héroe” y que se ganó el cariño de todos, lleva alrededor de un año trazando la senda con su máquina. Según cuentan quienes lo vieron trabajar, el maquinista nacido en Jáchal, era quien observaba el terreno, analizaba los cerros y el suelo y subía a la máquina para ir despejando la ruta de malezas, árboles y la ladera de los cerros.

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“Topadora, cargadora y máquina. Así, iba avanzando”, cuenta sobre la tarea Carlos Sirerol. Es el chofer del municipio que, en sólo una semana, hizo más de 5 veces la ruta ida y vuelta, por distintos motivos. “He ido subiendo en camioneta hasta donde llegaba el camino desde el inicio. Y lo conozco bien. Como son pocos los que se animan a subir y a mí me gusta, casi siempre vengo yo”, cuenta.

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Al seguir entre sierras y precipicios, sorteando curvas, contracurvas y cruzando el río Las Tumanas, el cambio se nota también en la vegetación. Comienza siendo pequeña para ir ganando tamaño. La mayoría de las plantas son las espinosas pero, al mismo tiempo, verdes. Además de cactus de todos los tamaños posibles, se puede ver talas, tuscas y algarrobos. Ya a mitad del camino, esas especies se ven opacadas por los esqueletos de árboles que quedaron después de algún incendio en la zona, pero que, poco a poco son consumidos por la vegetación que continúa creciendo. Más adelante aparecen también la chinchilla, la salvia y el poleo, en medio de quebrachos que llaman la atención por su altura desmedida. Entre ellos, vuelan caranchos y caminan libres las cabritas y los burros.

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Finalmente, se alcanza la cima, donde un descanso en el terreno contiene la escuela, la capilla, el centro de salud y algunas de las casitas del pueblo. “Es un sueño inimaginable para algunos pobladores del lugar. Es una tarea particular, porque se inició con la gestión anterior y se termina con esta. Así que se trata de un gran anhelo y un compromiso compartidos”, comentó sobre la obra el actual intendente vallisto, Mario Rivero.

Y reveló que, “justamente mi papá, Florentino, es nacido en Sierras de Riveros y vivió allí hasta los 9 años. Ahora, cuando ya tiene 93, pudo volver a subir. Ver su cara de felicidad y la de que cada una de las familias que viven allí, muestra la importancia de este camino”.

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En cuanto al próximo paso, el Intendente afirmó que esperan que la inauguración se realice en junio próximo y que tiene una propuesta para las autoridades provinciales. “Lo que nos queda ahora es unir Riveros con Elizondo, que ya está unida a Chávez. Nosotros tenemos una máquina en Elizondo. Nuestra intención es proponerle a la Provincia que ellos salgan con su máquina desde Riveros y nosotros con la nuestra, desde Elizondo, para que vayan abriendo la ruta, una de cada lado, hasta completar la tarea. Vamos a ver qué posibilidades hay”, indicó Rivero.

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