Una alianza de 84 para debilitar universidades | Milei logró juntar los votos para frenar la ley de Financiamiento Universitario
El gobierno lo hizo de nuevo: con el apoyo del PRO, los radicales mileístas y los gobernadores de Tucumán, Misiones, Chubut y Entre Ríos, Javier Milei logró blindar el veto a la ley de Financiamiento Universitario. Fue una votación ajustada –con 160 votos a favor de la insistencia de la ley y 84 negativos, 5 abstenciones y 8 ausentes– que se terminó definiendo solo por un par de votos. Fue, a su vez, una derrota opositora a cuentagotas, ya que si bien el PRO había terminado de sellar la victoria oficialista la noche anterior, hubo una seguidilla de sorpresas que terminaron volcando el escenario ajustado en favor del gobierno libertario. Las ausencias inesperadas de la cordobesa Alejandra Torres, el chubutense Jorge Ávila y la salteña Yolanda Vega se sumaron al de la catamarqueña que responde a Raúl Jalil, Fernanda Ávila, habilitando que Milei pudiera celebrar, una vez más, que controla el Congreso gracias a una minoría intensa de supuestos “héroes” dispuestos a vetar cualquier iniciativa que disguste al oficialismo.
En el Congreso predominaba la resignación. Los partes médicos de las últimas 24 horas iban cayendo como bombas confirmatorias de que Casa Rosada había logrado torcer a los indecisos. Primero Alejandra Torres, diputada cordobesa de Encuentro Federal, que anunció por Twitter que tenía Covid y no podía ir a la sesión, aunque aseguraba que estaba muy en contra del veto presidencial. Su bloque, que comanda Miguel Ángel Pichetto, la contaba como voto a favor de la ley y se enteró por las redes sociales que no iba a ir a la sesión. Después fue el turno de “Loma” Ávila, que responde al gobernador Ignacio Torres, que avisó que no podía ir porque estaba con problemas de salud. Ávila era uno de los indecisos, aunque en el bloque intuían que Torres terminaría cerrando uno y uno con el gobierno: Ana Clara Romero (PRO) votaría a favor y Ávila, a modo de gesto de rebelión, se ausentaría.
La oposición necesitaba alcanzar los dos tercios de los presentes y, para ello, necesitaba sumar entre 162 y 164 votos, ya que La Libertad Avanza había logrado consolidarse unos 84 a favor. En contra de la ley que actualizaba por inflación el presupuesto universitario, así como los salarios docentes y no docentes, estaba todo el oficialismo –menos Oscar Zago, del MID, que estaba de viaje–, el PRO, los radicales libertarios y los satélites oficialistas. El bloque PRO había cerrado filas en favor del gobierno la noche anterior, satisfecho con la excusa que podían ofrecer a los más rebeldes: el incremento salarial del 6,8 por ciento a los docentes. Después de eso, no hubo grietas: excepto Álvaro González y Héctor Baldassi, todo el PRO votó por desfinanciar las universidades, incluso las docentes, como Sabrina Ajmechet o Germana Figueroa Casas.
En la UCR, al final, hubo cuatro que votaron con el gobierno: Mariano Campero, Federico Torunier, Luis Picat y Martín Arjol. En el bloque intentaron forzarlos a ausentarse hasta minutos antes de la votación, pero no hubo manera: ya habían acordado con el gobierno. Solo Pablo Cervi, que había vetado el aumento a las jubilaciones, se diferenció, absteniéndose en la votación.
Entre las sorpresas estuvo el respaldo a la ley que hicieron los sanjuaninos que responden al gobernador Marcelo Orrego. Su acompañamiento, aplaudido en el recinto cuando lo anunció Nancy Picón, se sumó a los 98 de Unión por la Patria –la única ausente sería la catamarqueña Fernanda Ávila–, la UCR, Encuentro Federal, la Coalición Cívica, el FIT, y una parte de Innovación Federal. Con Pamela Calletti a la cabeza, los salteños y el rionegrino que responde a Alberto Weretilneck votaron a favor de la ley, aunque a último momento llegó un nuevo parte médico: Yolanda Vega, a pesar de esta presente en el Congreso, se terminaría ausentando. “Cada gobernador paga un tributo”, analizó un armador opositor.
Lourdes Arrieta, la diputada (¿ex?) libertaria, se diferenciaría del gobierno y votaría a favor de la ley. Los cuatro misioneros que responden al mandamás provincial Carlos Rovira, en cambio, se abstendrían, pavimentando así el camino para el triunfo oficialista. La ausencia del radical línea Facundo Manes, Fernando Carbajal, también terminaría perjudicando el número opositor, así como el voto en contra del santacruceño José Luis Garrido. El gobernador Claudio Vidal pondría un huevo en cada canasta: Garrido en contra y Sergio Acevedo a favor.
Los gobernadores serían, al final de la sesión, los grandes protagonistas del triunfo oficialista. Con Osvaldo Jaldo a la cabeza, que sin dudar puso a disposición a sus tres diputados –Agustín Fernández, Gladys Medina y Elia Marina Fernández– para respaldar al gobierno.
Una nueva grieta
La votación estaba reñida y próxima a fracasar por solo unos votos, por lo que los ánimos opositores estaban caldeados. “Hoy vamos a tener el principio de revelación, vamos a ver quienes quieren a la Argentina y quienes la odian”, zanjó Danya Tavela, una de las principales armadoras del radicalismo para la insistencia de la ley. Los radicales y lilitos se cruzarían, a los gritos, con sus ex socios del PRO. Los peronistas arremeterían contra los diputados que habían integrado las listas de Unión por la Patria y votaban, ahora, con el gobierno nacional. Las antiguas alianzas habían terminado de explotar y quedaba una sola grieta por delante: a favor o en contra del ajuste de Javier Milei.
“Acá no estamos discutiendo ni una rotonda ni la caja de jubilaciones, acá estamos debatiendo el futuro de la Argentina. Y algunos están todavía en la chica. Hay que rebelarse contra aquellos que quieren hacer de la incoherencia y el incumplimiento de los compromisos electorales una nueva forma de hacer política”, cuestionó el titular de UxP, Germán Martínez, luego de enumerar la caída de los transferencias directas a las provincias cuyos gobernadores habían terminado jugando para blindar el veto al financiamiento universitario: Misiones (caída del 26 por ciento), Tucumán (caída del 37 por ciento), Entre Ríos (50 por ciento). “¿Dónde está el negocio?”, los cruzó.
“¿Pretendemos en nombre del equilibrio fiscal, y esto se lo digo a los compañeros de JxC, abandonar la empatía y la mirada de rostro humano a la hora de definir las políticas y de todo lo que comprometimos cuando acompañamos a un candidato? Se que hoy podemos llevarnos a perder. Pero la estafa y al transfuguismo político que estamos viviendo”, cruzó, a los gritos, Maxi Ferraro (Coalición Cívica). No sería ni el primero ni el último de los ex integrantes de JxC que arremetería contra el PRO, que terminaría haciendo malabares discursivos para argumentar a favor de un veto que muchos se resistían a acompañar.
Una de esas diputadas era Silvia Lospennato, que había amagado, como otras diputadas del PRO, con ausentarse o abstenerse hasta último momento. “Sin corrupción y sin despilfarro hoy no tendríamos que estar sufriendo el brutal ajuste que estamos viviendo. ¿Quieren encontrar al responsable de la situación que atraviesa el sistema público? Ahí los tenían bailando en la plaza”, declaró Lospennato, optando por polarizar con el peronismo para justificar el voto.
Más directo fue Alejandro Finocchiaro, el artífice del aumento salarial docente que permitió destrabar el acuerdo con el PRO. “Me corto la mano antes de votar con el kirchnerismo”, blanqueó el exministro de Educación de Mauricio Macri. Silvana Giudici, mientras tanto, optó por responderle directamente a Ferraro y a todos los que lo cuestionaban: “Tránsfugas del cambio son los que entraron en nuestras listas y hoy van a marchas donde están al lado de Massa, Kicillof, de Alberto Fernández y Cristina”, disparó.
“Creen que ganan pero pierden”, les advirtió, mientras tanto, Miguel Ángel Pichetto, sintetizando la dinámica de minoría intensa oficialista con la que LLA planea, a partir de ahora, gobernar. “Acaban de consolidar el partido del bloqueo y la minoría. Para este momento ya deberían haber conformado una mayoría parlamentaria sobre la base del diálogo, pero lo que hay es una apuesta a la confrontación y a ganar batallas que, en el fondo, pierden”, les recriminó el jefe de bloque de EF. “Son un barco sin luces en el mar. Una sociedad anónima de destrucción masiva de lo poco que nos queda de bienestar”, cerró, poético.
Leave a Comment