Una enorme marea por la memoria | Cómo se vivió el histórico 24 de marzo en una Plaza de Mayo desbordada por la multitud
Histórica por su profundo significado aquí y ahora. Celebratoria y festiva en una jornada de encuentros, abrazos, patas en la fuente, grupos de gente rancheando en las calles aledañas. Conmovedora también por sus dimensiones, por la multitud que en este domingo de sol desbordó la Plaza y sus alrededores, llegó saltando y cantando ya en los subtes y trenes, marchó suelta o encolumnada en una cantidad de organizaciones gremiales, sociales, barriales, identitarias, copó las calles y avenidas mucho más allá, las tomó a su modo. Hasta balsámica, sanadora -“esto da fuerza“, “esto contagia“, repitieron muchas y muchos consultados por Página/12-. La marcha del Día de la Memoria en este 24 de marzo diferente a todos superó las expectativas de organizadores y manifestantes, cumplió con esa suerte de mantra que circuló como un desafío en los días previos: “Esta vez hay que reventar la Plaza”; “Más que Nunca, Nunca Más“. Y así fue, con creces.
La gente comenzó a llegar en masa al mediodía, la hora a la que muchas organizaciones convocaban en las distintas esquinas o puntos. Entre muchas columnas en la previa, la novedad fue la de la CGT (ver nota aparte), que entró a la Plaza por Bolívar en otro rasgo histórico, la primera participación orgánica de la central obrera en esta marcha. Todo el color de la marcha se desplegó ya desde temprano, con tantos carteles hechos a mano -algunos que denotaban gran trabajo de producción, con siluetas, pañuelos, distintas figuras- que multiplicaban las consignas: “Son 30 mil y están presentes”. “Luche como una abuela”. “Memoria siempre”. “Ni Milei ni nadie va a borrar lo que somos”. “Memoria y futuro”. “Hebe vive en la Plaza”. “No a la Junta Mileitar“.
Sobre la 1 y media de la tarde, desde la Plaza hacia Avenida de Mayo lo que se veía era una marea compacta de gente, imposible de atravesar, con banderas hasta donde alcanzaba la vista. Las diagonales eran más bien ríos por los que, increíblemente, seguía ingresando gente, cuando ya parecía no caber más. Un poco más tarde la corriente sería en doble dirección; algunos se iban pero muchos otros más llegaban, o intentaban buscar reparo del sol que dio el marco luminoso a la jornada en la que no faltaron las mariposas anaranjadas que suelen aparecer para la fecha, como a una cita. La marea humana llegaba hasta el Obelisco y más allá.
Muchas y muchos eran los encolumnados pero también muhos los “sueltos”, de todas las edades. Familias enteras. Agrupaciones de jubilados como los de “Generación 70”, de San Martín. “Venimos desde hace décadas, pero hoy damos una vuelta de rosca y decimos que con la memoria sola no alcanza. Hay que transformarla en lucha”, le dice Raúl Chávez a Página/12. Niñitos y niñitas con sus carteles coloridos y hasta su guardapolvo intervenido, como Neria, de 7 años.
Sin los medios públicos, con las ollas vacías
Hubo otro motivo para calificar de “histórico” este 24 de marzo: por primera vez en democracia, los medios públicos no transmitieron la marcha. Primero vino el apagón de Télam, cuyo servicio continúa cortado sin explicación alguna y sus trabajadores “dispensados” desde el 4 de marzo; luego el apagón informativo de la TV Pública, y las denuncias de censura de sus trabajadores; en la Radio Pública también hubo orden de no transmitir una fecha fijada en el calendario oficial. Lo cierto es que el acceso a la información sobre el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia quedó restringido a la cobertura de los medios privados. No todos: TN tampoco transmitió en vivo la marcha ni el momento central de la lectura del documento en el acto. Los trabajadores de los medios públicos, de todos modos, hicieron coberturas especiales por redes, YouTube, radios abiertas.
La “Ronda de las Ollas Vacías” también llegó por primera vez a esta marcha, aunque no es una novedad de la era Milei: “Tristemente”, la gente de la UTEP y Barrios de Pie ya viene haciendo estas intervenciones, con su correspondiente reclamo, en otros espacios públicos. Así, hasta aquí también llegaron las encargadas de los comedores que gritan porque ya no pueden llenar esas ollas, y porque el hambre no espera. “Somos las madres, las que cuidamos, las que hacemos magia para dar de comer, las que venimos pidiendo hace rato que estas tareas esenciales sean reconocidas y no sólo simbólicamente”, se presenta Norma Morales. “Como alguna vez hicieron nuestras heroicas Madres, nosotras también iniciamos estas rondas porque tenemos las ollas vacías”. Denuncia que ya son cientos los espacios de cuidado que tuvieron que cerrar, de 44.000 que la organización sostiene en más de 6.000 barrios populares de todo el país.
Con radio, juegos, globos
“Siempre colectivo, nunca ómnibus”. “Madres de la Plaza, la villa las abraza”. “Treinta mil manos paran la olla”. Como en todas las marchas recientes, la agrupación La Poderosa fue la que llevó el mayor despliegue de creatividad, con consignas en carteles, suelta de globos, y hasta puestos de juegos para los chicos. En las esquinas de la plaza y todo a lo largo de Avenida de Mayo invitaban a jugar, por ejemplo, a Malvinas y Soberanía: “Inglaterra, Afueraaaa”, proponían a decir despegando la bandera de un mapa de las islas. También recibían donaciones de alimentos para sus comedores y merenderos.
Los “Tambores en Lucha” de La Chilinga también volvieron a marcar el ritmo en la marcha, con sus remeras rojas y su intervención artística. También ocuparon el centro de la Plaza las marionetas gigantes de las Madres que llevó la CTA Capital, detrás de una gran bandera de los pueblos originarios.
Durante toda la jornada la AM 750 sostuvo una transmisión especial, con Víctor Hugo Morales, Cynthia García, Nora Veiras, Gustavo Campana, Lourdes Zuazo y Sandra Igelka, desde el camión de transmisión del Grupo Octubre, ubicado a un costado de la plaza, frente al Ministerio de Economía.
Fotos felices
La Secretaría de Derechos Humanos. Télam y todos los medios públicos. Aerolíneas. El Indec, el Inadi. Desarrollo Social, con sus Centros de Referencia (CDR) desmantelados por Twitter. La Bilbioteca Nacional. El Banco Nación, con su junta de firmas contra la privatización. Las distintas expresiones del Estado estuvieron presentes en sus distintas banderas, pero con un reclamo único. El tema también atravesó las conversaciones y preocupaciones de los manifestantes, muchos directamente afectados por la motolicuadora del gobierno de Milei, quedó fijado como una de las fotos de este 24.
Muchas otras fueron las fotos más felices. Como las que se tomó Ana María “Rosita” Soffiantini, sobreviviente de la Esma, y su familia bajo el reparo de los árboles de la plaza, frente a la Catedral. Allí estaban sus hijos y sus nietas, con la foto de su primer compañero Hugo Onofri, desaparecido en la Esma, prendida en sus solapas. La de Rosita y la de Ricardo Coquet, también sobreviviente de la Esma, es una de tantas historias de amor y resistencia. Que ahora abarca a las tres generaciones que se toman entre risas esta selfie, una de las muchas fotos felices de esta marcha histórica.
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