Una foto, la pasión por los fierros y un lazo inquebrantable: la historia de amor de los Crifo

Una foto, la pasión por los fierros y un lazo inquebrantable: la historia de amor de los Crifo

Juan Francisco Crifo recibió a Tiempo de San Juan en su casa, que está llena de trofeos y fotos, recuerdos de los podios que logró en diferentes competiciones. En el interior del patio de su casa, su cuatriciclo: el rastro que evoca su pasión por los fierros. Una pasión heredada por su papá, Jorge Raúl, quien falleció en octubre del 2023.

Arriba de la mesa hay un montoncito de fotos que el mecánico que le arreglaba los autos de competición a Jorge le regaló a Juan Francisco. Una de esas fotografías es de cuando Jorge ganó una carrera que tuvo lugar en el circuito “Porky’s Show”, en el año 1998.

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Cuando su papá falleció, Juan Francisco atesoró en estas imágenes un recuerdo imborrable, dado que su mayor anhelo era haberlo acompañado en sus momentos de éxito. Pero el año pasado algo cambió. Mientras observaba el público de la carrera, empezó a ver caras conocidas. Primero localizó a su abuelo, luego a sus tías y a su hermana Wendy. Finalmente, vio a un niño que observaba atentamente la competencia: era él.

“Se me puso la piel de gallina”, dijo Juan Francisco. Darse cuenta que había acompañado a su papá en estos momentos de éxito, que había compartido mucho más de su pasión por los fierros, aún más de lo que su mente recordaba, era la parte que faltaba para calmar el dolor de la ausencia física de Jorge.

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Para Juanchi, como lo conocen sus amigos, la pasión por los fierros es mucho más que eso. Es una forma de conectar con su papá más allá de la vida y de la muerte. Es una enseñanza de vida. Según contó, Jorge aprendió a arreglar por su cuenta sus autos, primero por necesidad, y luego por amor. Su mensaje de siempre luchar por lo que uno quiere y no ir por el camino más fácil, quedó grabado a fuego en la mente y en el corazón de su hijo.

“Cuando estoy con el cuatri, o cuando hago otras cosas de mi vida cotidiana, siempre me acuerdo de su mensaje de no buscar siempre lo fácil”, comentó Juanchi al respecto.

Una vida llena de recuerdos

Jorge le compró su primer cuatriciclo a cuando Juanchi tenía 12 años. Lo anotó en una competencia aún sin haber corrido nunca antes. Pero el apoyo de su padre fue suficiente para animarse y correr. A partir de allí, una vida marcada por los fierros.

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En el año 2018, ambos corrieron el Safari tras las Sierras en su 25º edición. Juanchi salió campeón en su categoría, como también en la general, y Jorge terminó segundo. “Todavía me acuerdo de su cara y de los gritos, ‘dale pendejo’, me decía”.

En los ojos vidriosos de Juanchi puede verse que la conexión con su papá está intacta y que, a pesar de la distancia física, aún siente su apoyo y sigue sus consejos. Esa fotografía, que tiene más de 20 años, es el fiel retrato de un lazo inquebrantable.

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