Verduleros en movimiento, el nuevo rebusque de jóvenes sanjuaninos que perdieron sus trabajos

Verduleros en movimiento, el nuevo rebusque de jóvenes sanjuaninos que perdieron sus trabajos

La mayoría tiene entre 20 y 25 años y la capacidad de caminar rapidito, con más de tres o cuatro bolsas de frutas en las manos, voceando su venta. Están parados durante las mañanas en esquinas clave de las avenidas de Capital. Y los une la necesidad de juntar dinero para colaborar con el sustento de su hogar. Si bien siempre se ha visto algún que otro verdulero ambulante en las calles sanjuaninas, el número de ellos se ha multiplicado considerablemente en los últimos meses y es que, según ellos mismos cuentas, muchos jóvenes que se quedaron sin trabajo en medio de la crisis que afecta al país, encontraron en esa actividad el modo salir adelante.

Un recorrido realizado por Tiempo de San Juan durante el mediodía sanjuanino por las avenidas Ignacio de la Roza y Libertador, al Oeste de la ciudad, permitió conocer la realidad de estos jóvenes, que aseguran que, vendiendo las frutas de estación y trabajando toda la mañana, logran ganar por día entre $7.000 y $10.000. Y que, en general, los sanjuaninos que pasan por la zona en auto o colectivo, se muestran amables con ellos y aprovechan la venta al paso con agrado.

En la intersección de Libertador y Urquiza se puede encontrar uno de los nutridos grupos de vendedores. Entre quienes se encuentran en la zona están Lautaro y Marcos, quienes llevan unas tres semanas trabajando en el lugar y ya son amigos de venta, aunque sus situaciones son diferentes.

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El primero de ellos tiene 20 años y dos hijos pequeños, de 1 y 3 años. Según contó, hasta hace un tiempo trabajaba un lavadero de autos, pero redujeron el personal y lo despidieron. “Fui a otros lavaderos, pero nadie me tomó. Es que no hay trabajo, está difícil. Por eso, cuando un señor me ofreció venir a vender paltas y limones a cambio de un porcentaje, le dije que sí ahí nomás. Él va a la feria, trae las cosas y me las deja. Yo las vendo. Después, si me sale alguna otra changuita, la voy haciendo en las tardes”, contó el Lautaro.

El joven ofrece una bolsita con dos paltas y dos limones a $2.000 o una bolsa con cuatro paltas a $3.000 y por cada combo que vende, le pagan $300. “La gente compra bastante, pero nos tenemos que mover rápido cada vez que cambia el semáforo. Y, si los choferes nos dejan, aprovechamos y subimos a los colectivos, ahí también se vende”, reveló.

Embed – El detrás de los vendedores de frutas en las esquinas sanjuaninas

Su compañero, de 21 años, trabaja del mismo modo, aunque vende mandarinas y limones, a $1.000 la bolsa. “Yo trabajo en una verdulería con mi papá y hace unas tres semanas me salió esta oportunidad y me vine. Entonces, en las mañanas estoy acá y en la tarde lo ayudo a él en la verdulería”, explicó Marcos, que por la tarea callejera junta unos $7.000 u $8.000 por día. “Se vende mejor acá, en la calle, que en la verdulería. Y como yo vivo con mis papás, esta es una ayuda extra”, agregó.

Una de las esquinas más concurridas por los nuevos verduleros es la de Avenida Ignacio de la Roza y Paula Albarracín de Sarmiento. Ahí hay todo un equipo de trabajo integrado por 10 personas, 8 de ellos de Zonda y dos de Rawson. Quien organiza la tarea es Lucho, que con su hermano Raúl vende frutas y verduras de estación en las esquinas hace más de una década. Sin embargo, en los últimos meses decidió ampliar el equipo. “Acá somos todos conocidos, vecinos, amigos o parientes. Vi que estos chicos tenían mucha necesidad de trabajar y les ofrecí sumarse para dales una mano”, contó el verdulero que va todas las mañanas a la Feria de Rawson, donde compra la mercadería. Después la embolsan y arrancan la venta.

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Ellos ofrecen dos opciones, una bolsa de frutas variadas a $2.000 y otra, con menos cantidad, a $1.000. Y están tan organizado que hasta reciben Mercado Pago. “Por día, cada uno hace unos $10.000 y a mí, que no tengo hijos y solo vivo con mi mamá, me alcanza. El problema es que no hay otro trabajo. Yo hacía trabajos de construcción, pero o pasabas mucho tiempo parado porque no te llamaban o se demoraban en pagar, y es un problema. Acá se vende bien, porque traemos buena fruta y la gente ya nos conoce y, encima, no tengo que estar rabiando con nadie. Nos organizamos bien y nos ayudamos entre todos”, comentó Raúl.

Por su parte, Lucas, que tiene 18 años y es uno de los jóvenes que se unió a ellos, relató que, “salimos todos los días entre las 6 y las 6:30 y vendemos mucho, la verdad, pero hay que estar desde esa hora hasta las 3 o 4 de la tarde, sin parar. Yo antes estudiaba, estaba por terminar la Secundaria, pero tuve que dejar la escuela para ayudar a mi familia. No queda otra”.

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Mientras que, el grupo ubicado en la misma Avenida, pero en la intersección con calle Del Bono, está integrado por rawsinos. Ellos son tres, comparten esquina con un limpiavidrios y un vendedor de bolsas de residuos, y todos perdieron el trabajo en los últimos meses.

Entre ellos están Axel, que trabajaba en un minimarket pero le dijeron que ya no podían seguir pagándole y Uriel. Él contó que, “yo trabajaba como ceramista con un hombre, pero se fue de viaje y me quedé sin trabajo, así que me salió esto, que me alcanza para ayudar en mi casa, donde vivo con mis papás”.

Y agregó: “Ahora estamos vendiendo palta y limones y después se viene la época de la frutilla, así que, seguiremos con eso. A nosotros nos traen la mercadería y la vendemos a $2.000. Gracias a Dios nos va re bien, la gente sabe que no pasamos un buen momento y nos da una mano”.

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