Virgen de Copacabana en San Juan: 40 años, con una mentira inicial y un radiante presente
La Virgen de Copacabana cumplió 4 décadas en San Juan y casi una semana en su nueva y deseada ‘casa’: la capilla que con tanto esfuerzo y mucha fe logró construirle la familia Aguilar Franco en la Villa Saffe. Detrás de esta felicidad, una historia con algunos sinsabores y mucha, pero mucha, devoción.
Sabina Franco y su marido Francisco Aguilar la trajeron en 1984 tras ir a visitarla a Bolivia y desde entonces se ha convertido en el principal punto de encuentro para la importante colectividad de bolivianos que viven en la Provincia. El pasado fin de semana celebraron su día por todo lo alto, como marca su tradición, y la alegría mayor fue que tras 40 años, y unas cuantas idas y vueltas, la Santa Patrona está entronizada en su capilla.
La propia Sabina, apoyada en el relato por su hija Marta y su amiga Mélani Valda Gómez, reconstruyeron lacónicamente estos 40 años en los que la fe por la Virgen de Copacabana se mantuvo intacta.
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“Una hermana mía me llevó a conocerla. Nosotros con mi marido éramos recién casados y no teníamos dinero. Tenía mi hija mayor solo y allá se pagaba para colocar el manto y que la Virgen te eche la bendición, pero yo no tenía ese dinero. Salimos del santuario y le dije a la Virgen que yo iba a volver cuando tuviese dinero. Trabajamos mucho con mi esposo y al año volvimos con nuestra camioneta F150 0 Km y cumplimos con la Virgen”, recordó Sabina, antes de agregar: “Desocupé el equipaje de mis hijas para poder poner el dinero porque cuando hice el cambio d moneda me dieron muchos fardos de billetes. Estuvimos una semana, fuimos a un hotel y lo pasamos muy bien con esa visita a la Virgen”.
El pasado fin de semana celebraron su día por todo lo alto, como marca su tradición, y la alegría mayor fue que tras 40 años, y unas cuantas idas y vueltas, la Santa Patrona está entronizada en su capilla
Marta, quien ahora carga con gran parte de la logística de la Fraternidad Cultural Boliviana Centralistas, sumó: “Mi papá, su marido, trabajaba en la Fábrica de Carburo y mi mamá se encargaba de un pequeño horno de ladrillos que tenía a la par y de los obreros que trabajaban ahí. Con la Fe que ellos tenían pudieron comprar la camioneta y volver a la Virgen con dinero”.
“La primera vez su hermana la llevó engañada. Le dijo que le iba a prestar plata para el viaje y todo lo que hiciera falta, pero a la hora de la verdad, cuando llegaron al Santuario, no le prestó el dinero. El sacrificio de ellos fue todo para la Virgen y a partir de ahí trajeron la imagen en 1984 ”, completó la hija de Sabina.
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Al año de llegar la imagen de la Santa Patrona de Bolivia a San Juan, cinco matrimonios con sus respectivos hijos, empezaron a celebrar su día y a bailarle para agradecer los favores recibidos: “En esa época nosotros vivíamos en la zona de Concepción y con mucho esfuerzo hacíamos los festejos”.
El tiempo fue pasando y, tras rechazar gentilmente que la Virgen fuese donada a la capilla del Barrio Aramburu y un intento fallido de levantar su lugar en un lote adquirido en Chimbas, una señal ineludible se presentó ante el matrimonio Aguilar Franco: “Apareció una vecina de esta casa en la que hoy estamos (en la Villa Saffe) y nos dijo que quería vender su terreno. Ahí decidimos levantar su capilla”.
“Mi marido empezó él a hacer las paredes divisorias con los otros vecinos y de un día para el otro se fue. Como la Virgen me cumplió, yo le cumplo a ella y sola terminé toda la capilla. Me querían ayudar mis hijas con cemento, hierro y todas esas cosas, pero les dije que yo iba a poder y ya casi la terminamos”, agregó Sabina, quien hasta que no termine de ver puestas las últimas tejas en el techo y finalizados el salón con su respectiva cocina para la comisión, unos departamentos para los visitantes y una pieza para guardar el vestuario de los danzantes no dará por concluida su tarea.
Mi marido empezó él a hacer las paredes divisorias con los otros vecinos y de un día para el otro se fue. Como la Virgen me cumplió, yo le cumplo a ella y sola terminé toda la capilla Mi marido empezó él a hacer las paredes divisorias con los otros vecinos y de un día para el otro se fue. Como la Virgen me cumplió, yo le cumplo a ella y sola terminé toda la capilla
El vínculo con la Catedral
Mélani, hija de un cirujano plástico boliviano que se instaló en San Juan con su pareja cordobesa, fue quien habló del vínculo de la Virgen de Copacabana con la Catedral, quien desde hace 21 años la incluye en su calendario oficial anual: “En un primer momento empezaron haciendo la misa en la cripta porque el padre Leiva, quien por entonces estaba al frente de la Catedral, consideraba que nuestra vestimenta –teniendo en cuenta las faldas cortas que usamos las mujeres- no era la más apropiada para ser exhibida donde se realizan las misas oficiales”.
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“Pero un año, Monseñor Delgado se percató de que, mientras se desarrollaba la misa televisada del domingo en la mañana, nosotros entrábamos despacito hacia la cripta y decidió asistir. Tras vivir la experiencia ordenó que la ceremonia se tenía que realizar ante la vista de todos y desde entonces el primer domingo de agosto se hace al igual que el resto de misas que se encuentran bajo la potestad del Arzobispado”, comentó Mélani.
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