Chacarero, soñador y con rastrojero nuevo: la vida de “Chaveta”, el sanjuanino que se hizo viral por tirar su auto al canal
Con las manos engrasadas, Chaveta sale del galponcito que alquila en lo profundo de Santa Lucía y se sorprende ante la presencia de Tiempo de San Juan. “¿Quieren saber de mí? Acá estoy, en la lucha, trabajando; no pego una yo”, expresa entre risas Marcelo Pereyra, el sanjuanino que hace cuatro años tiró su auto al canal y sigue siendo viral. Con un humor particular y una sonrisa que contagia a más de uno, sin dudarlo invita al equipo de este medio a pasar a su humilde hogar, donde vive con su esposa y sus dos hijos, y donde tiene sus dos grandes apuestas: la pequeña siembra que preparó sólo a pico y pala y el rastrojero que pudo comprar, después de meses de esfuerzo, por 200 mil pesos.
“Estoy laburando, tengo a mis dos hijos en la escuela y ahora me encontraron justo arreglando mi joyita (rastrojero), mi nueva adquisición. Yo siempre rabeando con estas latas… La tengo hace poco, pero no la puedo llegar a terminar de arreglar, no me alcanza la plata”, cuenta de antemano el protagonista.
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Marcelo vive con su familia en un galpón que alquila desde hace unos años. Después de aquella insólita situación que vivió cuando su Peugeot 504 se le rompió y, enojado, lo arrojó al canal de calle Pellegrini, dice que su vida se desmoronó por la enfermedad que le detectaron a su esposa. Si bien su popularidad creció en Santa Lucía, sumó nuevos amigos y conocidos, y cada tanto le pedían fotos y videos, el cáncer que padeció Cintia golpeó a toda la familia y lo tuvo prácticamente alejado de sus “pagos”.
“Pasamos semanas en el hospital, en la pobreza total. Nos fuimos del galpón, porque estuve casi 7 meses en el hospital acompañando a mi mujer, y me robaron todo. Desvalijaron mi casa, lo poco que tenía. Estuvimos en Albardón, en una pieza que construimos; trabajaba en los parrales. Pero hace cinco meses nos volvimos para acá, para Santa Lucía, para trabajar en la finca. Mi mujer por suerte ya está mejor, la operaron y está con una sutura mecánica. Está volviendo a salir”, cuenta.
“Chaveta” dice que se le vino el mundo abajo con la enfermedad de su esposa, pero se refugió en el humor para poder salir a flote, también para alentar a los suyos: “Yo capaz que puedo estar hecho pelota por dentro, pero me voy a reír. Yo vivo todos los días como si fuera el último. Yo me río al máximo, todo el mundo tiene problemas y no está bueno que todos lo sepan. Uno tiene que ser fuerte. No digo que me está yendo uff de bien, pero la estamos peleando”.
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El día que nació “Chaveta”
En diciembre de 2020, un Peugeot 504 apareció adentro de un canal de calle Pellegrini, cerca del San Juan Rugby. Los vecinos en un principio creyeron que se trataba de un accidente y que alguien estaba en peligro, pero después se supo que el mismo dueño lo había arrojado al canal porque estaba cansado de empujarlo. El dueño era Marcelo, quien después grabó un video para Tiempo de San Juan que terminó recorriendo el mundo.
“En el video dije que se me soltó la chaveta y ahí quedó el apodo. No se imaginan lo que gasté con ese auto, ya debe estar en una chacharita o nuevo, por ahí. Ahora estoy esperando el auto que los seguidores me prometieron (risas)”, expresa.
Dice que le escribieron de Estados Unidos para crearle una cuenta bancaria y colaborar con la causa, el sueño del auto propio. También cuenta que desde España compartieron su video e incluso una página mendocina, Chapanay City, armó una campaña en redes sociales para regalarle aunque sea una motocicleta. Pero nada de las propuestas prosperó y por su cuenta, con lo que ganó en la cosecha, pudo comprarse hace un par de meses el rastrojero. Un rastrojero sin motor y a barajar de nuevo: “Es un misil. Ahora tengo que arreglar el motor y lo pongo a andar. Un tornillo sale caro, no puedo juntar toda la plata. Pero mi papá me dio el motor y un amigo, el Chimical de Albardón, me dio a préstamo la caja de cambio, que ya se la voy a ir a pagar. Ya tiene sus kilómetros, está de vuelta, pero yo creo que va a funcionar; no lo voy a tirar al canal. ¿Sabes cuánto caminé después de hace la otra locura? Ni bicicleta tenía”.
Hasta el día de hoy pasan por la calle y me gritan Chaveta. Me cago de risa con los chistes y joda de la gente. Hasta el día de hoy pasan por la calle y me gritan Chaveta. Me cago de risa con los chistes y joda de la gente.
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En la lucha, desde siempre
Marcelo tiene 35 años, es oriundo de Santa Lucía y tiene 8 hermanos. Dice que desde niño trabajó en el campo. “Antes usábamos alpargatas, a veces las usaba yo, otras mi hermano. Eran tiempos difíciles y había que trabajar. No pude ir a la escuela, pero sé leer y escribir; me defiendo. Además, he trabajado en todo, sé soldar, sé albañilería y lo que planto, crece”, cuenta.
Hoy tiene un emprendimiento que él mismo, a pico y pala, pudo hacer realidad: “Tengo una pequeña plantación de acelga y remolacha; sembré yo solo, con ayuda de mi esposa. Tengo toda mi apuesta en esto. Ahora ya están listas, pero no tengo trasnporte para llevarlas a la feria”.
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